La cantada continuidad de KC Rivers se va a ir al traste por el problema de su pasaporte Cotonou. Un contratiempo que ha cambiado los planes del Real Madrid, que negocia la contratación de Jeffery Taylor, ex NBA que no ocuparía plaza de extracomunitario porque nació en Suecia (Norrköping, 23 de mayo de 1989), donde jugaba su padre, que había hecho antes carrera en la NBA con cinco años (1982-1987) repartidos entre Houston Rockets y Detroit Pistons.
De entrada, Taylor es un jugador más físico y con un perfil más defensivo que el de un Rivers que, sin embargo, cumplió perfectamente cuando tuvo que ser importante en momentos trascendentes de la pasada temporada y supo encajar en un rol evidentemente secundario en la rotación exterior del Real Madrid. Por eso, y porque tampoco tiene ni la muñeca ni la experiencia en Europa del que parece que quedará como su antecesor, la llegada de Taylor es difícil de evaluar con respecto a la aportación menor pero estable que el equipo blanco parecía cubrir con la continuidad de Rivers.
Taylor jugó el Eurobasket 2013 con Suecia. Y brilló por volumen en un equipo evidentemente menor: 18 puntos y 11,5 rebotes por partido. Con, también, menos de un 27% en triples y 4,3 pérdidas por apenas 1,4 asistencias. Ahora buscaba destino, y estuvo cerca de fichar por el Maccabi, porque Charlotte Hornets renunció a hacerle la qualifying offer que le habría convertido en agente libre restringido. Libre para elegir destino y sin acomodo NBA cuando las plantillas de casi todas las franquicias están perfiladas, ha decidido poner rumbo a Europa.
Su carrera NBA no ha sido lo que apuntaba cuando se hizo un nombre en la Universidad de Vanderbilt como exterior muy fuerte físicamente y con mucha intensidad defensiva. Se decía de él que podía defender a “cualquier jugador que no fuera pívot” y quizá le faltó un mejor tiro exterior para encajar en ese rol tan valorado en la actual NBA del “3 and D” (jugador que aporta triples y defensa). En su cuarto y último año universitario promedió 16,1 puntos y 5,6 rebotes y llevó su porcentaje en triples a un 42% tras el apenas 22 de su primera temporada. Charlotte Bobcats le dio el número 31 del draft de 2012 y allí ha pasado (Bobcats, luego Hornets) sus tres años en la gran liga.
Sus medias NBA han sido de 6,1 puntos y 2 rebotes en apenas 19,4 minutos por partido: 41% en tiros de campo, 31% en triples. En la temporada 2013-14 dejó un par de partidos de 20 puntos, su techo en una trayectoria marcada por dos acontecimientos: una grave lesión en el tendón de Aquiles en diciembre de 2013 y un caso de violencia doméstica que le acarreó una suspensión de 24 partidos y un mal nombre en un momento en el que el deporte estadounidense estaba especialmente sensibilizado con el tema tras el escándalo de la agresión a su prometida de Ray Rice, jugador de la NFL.
Los hechos tuvieron lugar en septiembre de 2014. En octubre se declaró culpable y en noviembre le sancionó la NBA: 24 partidos (ya había cumplido once antes del anuncio oficial) y unos 200.000 dólares de su sueldo (poco más de 915.000). Los cargos eran por "violencia doméstica y destrucción maliciosa de la propiedad". Como reconoció ante el juez, tras una noche de mucho consumo de alcohol discutió con su pareja en un hotel de East Lansing y acabó lanzándola contra una pared de forma violenta. Cuando fue detenido, se mostró con la policía “beligerante y poco cooperativo”.
Después de la sanción pasó por la D-League y tuvo poca repercusión en unos Hornets que le dieron poco protagonismo incluso cuando Lance Stephenson había encallado como fichaje estrella y las lesiones se acumulaban en la rotación de la franquicia. En la prensa local hubo quien creyó que coleaba aquel escándalo extradeportivo pero en cualquier caso la trayectoria NBA de Taylor languideció de forma, por ahora, definitiva.