Un Barcelona aun en construcción recuperó parte de su autoestima con una fácil victoria (2-0) ante el Betis, que pudo llevarse una goleada mucho mayor, si Adán y los postes no se hubieran interpuesto en el camino de un gran Lionel Messi.
Tras la pobre imagen ofrecida en la Supercopa de España, los de Ernesto Valverde le debían un buen partido al Camp Nou. También a la golpeada ciudad de Barcelona y a esos 56.000 valientes que se acercaron al estadio para gritar "no tinc por" (no tengo miedo), tras los atentados terroristas del jueves pasado.
Y en medio de esa atmósfera cargada de emotividad, de un escenario envuelto en un ambiente irremediablemente extraño, saltó el Barcelona al terreno de juego, dispuesto a buscar el partido desde el primer minuto, presionando mas arriba que nunca, ahogando a un Betis incapaz de cruzar al campo rival con el balón controlado.
EFE