A sus 31 años y tras una complicada temporada en el Manchester City, Nolito dejaba la Premier League el pasado verano para volver a España. Y recalaba en las filas del Sevilla, equipo que apostó por su fichaje pagando alrededor de 9 M€ para tener al internacional español en sus filas.
Pep Guardiola lo había fichado en 2016, después de tres campañas magníficas, las mejores de su carrera, en el Celta de Vigo. «Llegué lleno de esperanza, el mejor lugar del mundo para jugar al fútbol. Él me llamó, me convenció y al principio las cosas funcionaron bien. Es verdad que el City es un muy buen equipo, con buenos jugadores. Y entonces, de repente, cortó mis alas. Merecía jugar más. Esa es mi opinión, pero estas cosas pasan», afirmaba esta semana el jugador al ser cuestionado por su paso por el Etihad Stadium.
Una situación muy similar a la que vivió en el FC Barcelona, donde brilló en el filial pero nunca tuvo sitio en el primer equipo, entonces entrenado por el de Santpedor. Y también en el Benfica, donde después de un buen inicio tuvo que salir al Granada, paso previo para su desembarco en Balaídos.
Ahora en el club andaluz le está costando hacer goles (2 en 15 partidos) y n vemos por ahora a ese jugador determinante, letal y decisivo del club olívico. Le ocurrió algo parecido también con la Selección Española, en la que comenzó como titular la Eurocopa de 2016 pero fue desapareciendo.
Un delantero sin duda con grandes cualidades, desequilibrante, goleador. Pero al que en su carrera le ha faltado siempre ese último peldaño que le permitiera instalarse en la élite. Tiempo tiene, pues cuenta con 31 años solamente y está en una escuadra muy competitiva con grandes ambiciones.