Propenso a protagonizar exabruptos, el capitán del Real Madrid, Sergio Ramos, hizo hoy una desafortunada alusión a la delicada situación de algunos políticos catalanes para justificar su golpe al uruguayo Luis Suárez en el clásico de la Liga española de futbol ante el Barcelona.
"En Barcelona dirán que tengo que ir a la cárcel con (Carles) Puigdemont, pero yo estoy muy tranquilo porque voy al choque, me lo intento quitar de encima, pero en ningún momento le doy ni tengo intención de darle", dijo Ramos sobre el claro manotazo al delantero azulgrana que le costó una tarjeta amarilla.
Después de que el Real Madrid cayera por 3-0 en el Estadio Santiago Bernabéu ante su eterno rival y de que prácticamente se despidiera de la lucha por el título de Liga, la comparación del capitán blanco, mezclando deportecon política, resultó extemporánea e imprecisa.
Puigdemont, el presidente destituido del "Govern" catalán y el político que lideró el desafío independentista de Cataluña en los últimos meses, no se encuentra en prisión, sino huido en Bruselas para evitar que la Justicia española lo detenga. El ex jefe del Ejecutivo catalán está acusado de un delito de rebelión, sedición y malversación de fondos, y sobre él pesa una orden de detención.
Quien sí está en prisión preventiva por supuestamente haber cometido el mismo delito es Oriol Junqueras, ex número dos de Puigdemont.
Además Junqueras, también están encarcelados provisionalmente por los mismos cargos un ex consejero de la Generalitat y los dos líderes de los movimientos independentistas más potentes de Cataluña.
Ninguno de los políticos catalanes fue sometido aún a juicio y, mientras esperan que así sea, Junqueras encabezó la tercera lista más votada en las elecciones regionales celebradas el pasado jueves.
Puigdemont lideró la segunda lista que más votos recibió y tiene serias opciones de optar a ser reelegido como presidente de la Generalitat si se coaliga con el partido de Junqueras y la acción de la Justicia española no impide su investidura.