El Barça, que este lunes descansa, empieza 2018 en una posición inmejorable. Líder, sin derrota en partido oficial desde que cayó ante el Madrid en el lejano agosto en la Supercopa de España y con el sabor insuperable de un 0-3 en el Bernabéu. Hay algunas certezas que difícilmente van a cambiar en el Barça que arranca el año. Habría que empezar por su líder. Messi viene de cerrar 2017 con 54 goles, la segunda mejor marca mundial del año después de Harry Kane. Sobre su estado de salud y forma, física y mental, gravita el Barça. Pero la regularidad expresada en los últimos años permite sospechar que se mantendrá en sus cifras y en su línea de juego. Habría que seguir con el entrenador. Valverde también ha empezado a ser una certeza en el Barça. El adiós de Neymar le cogió con el paso algo cambiado pero lo aprovechó para ir modelando un nuevo dibujo que ha terminado por imponerse. Un 4-4-2 que en realidad es un 4-4-1 y Messi jugando exactamente donde quiera. El sistema ha estabilizado al equipo en defensa y sobre ese plan se han elevado jugadores. Ter Stegen ha hecho las paradas necesarias para evitar tropiezos, Umtiti fue un puntal ante la lesión y, de forma insospechada, Paulinho ha adquirido un rol decisivo. Piqué, Sergi Roberto, Alba Iniesta y Busquets son certezas hace años y cantera y corazón de un equipo que ha tenido el núcleo duro de su éxito ahí en La Masia, complementados por jugadores como Rakitic y Suárez, que también han tenido un rendimiento muy fiable.
Las incógnitas son las menos en el actual Barça, que está más asentado incluso en el plano institucional pese a las meteduras de pata de sus portavoces. Pero también las hay. Y empiezan por Ousmane Dembélé. El jugador de los 145 millones de euros está listo para regresar después de su grave lesión. Nadie sabe, sin embargo, qué respuesta va a tener el Mosquito a su vuelta. Si responderá físicamente y a nivel competitivo y si encontrará un sitio en un once muy asentado. Su regreso también obligaría a retocar el sistema mínimamente a Valverde, que es probable que dosifique su regreso. Para el Txingurri, Dembélé en principio debe ser más solución que problema. Este Barça que ha adquirido un perfil algo más plano pero fiable necesitará en momentos vértigo, velocidad y desequilibrio. Dembélé, además, puede adaptarse al 4-4-2 y al 4-3-3 desde una posición, en principio, pegada a la derecha.
Alguna incógnita más. Con Mascherano a punto de volar al Hebei Fortune, el puesto de central sigue generando alguna incertidumbre. Umtiti está lesionado. Con Vermaelen siempre va a haber dudas por su historial de lesiones pese a su excepcional rendimiento. Y Yerri Mina es un melón sin calar en el fútbol europeo. No es un puesto excesivamente apuntalado en el Barça.
Y la incógnita de las incógnitas. El fichaje de Philippe Coutinho, envuelto en un halo de secretismo desde el pasado verano, cuando el brasileño llegó a un acuerdo con el Barça pero no pudo salir del Liverpool. Nadie sabe qué pasará este mes de enero con el jugador. No es una urgencia para el Barça pero sí la pieza definitiva para convertirse en un equipo temible.
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