Jasper Cillessen sólo ha jugado trece partidos oficiales en el Barça (0,69 goles encajados por partido). De ellos, diez han sido en la Copa del Rey, la única competición que le queda libre por el extraordinario rendimiento de Ter Stegen, que ya al final de la temporada 2015-16 exigió jugar Liga y Champions bajo amenaza de marcharse del Barça. El que se marchó fue Bravo. En lugar del chileno, Robert encontró a Jasper Cillessen, que llegó procedente del Ajax por 13 millones de euros. Pareció una cantidad excesiva, pero el mercado de porteros no es abundante y en La Masia tampoco florecen últimamente guardametas que tiren puertas a lo Valdés.
Cillessen juega poco. Pero está cumpliendo. Y bien. Hace un mes que no se pone bajo palos. Fue ante el Sporting de Portugal y dejó su portería a cero gracias a una parada de videoteca a remate de Bas Dost. Demostró estar en buena forma, asunto poco fácil en un puesto tan específico en el que juega de higos a brevas. El año pasado, Cillessen tuvo un papel clave en el título de Copa. Sus actuaciones en los partidos de ida ante Real Sociedad y Atlético de Madrid resultaron decisivas. Sólo tuvo el lunar de la final, en la que pudo hacer algo más en el gol de falta de Theo. Aun así, cerró su participación con notable alto. No es fácil ser Cillessen, para quien enero es un mes capital. Sus minutos dependen de que el Barça sea capaz de avanzar en la Copa del Rey. Este año la primera prueba es el Celta. No se podrá quejar eso sí, de entidad de los rivales. El Barça tuvo el año pasado un camino durísimo hasta la final: Athletic, Real, Atlético de Madrid antes de la final ante el Alavés. La gran cuestión es hasta cuándo le resultarán suficientes a Cillessen sus eneros.
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