A poco de empezado el año, a mitad de las temporadas europeas, cuatro de las principales ligas parecen ya jugadas: el Bayern tiene una ventaja de 18 puntos sobre el Leipzig, el City ha sacado 16 puntos a sus vecinos, el PSG se encuentra a 12 unidades del Mónaco, el Barcelona lleva siete por encima del Atlético. Cuesta recordar un año en el que, apenas iniciado febrero, tantas ligas estén prácticamente decididas, lo que genera algo parecido al aburrimiento. La esencia del fútbol es la competencia de pares, pero la dinámica económica del juego parece construir distancias que desmerecen los fixtures nacionales en pos de una superliga regional que concentra toda atención. Esta es.
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Juventus vs. Tottenham. Los turineses siguen por debajo del Nápoli en el Calcio con un equipo más contundente que dominante; el caso de los Spurs es inverso: su juego es de posesión, pero, a pesar de tener al mejor delantero del mundo, hoy Harry Kane, parecen necesitar un salto de confianza para cuajar en resultados su gran momento.
Basilea vs. Manchester City. Si existe lógica en el fútbol –un hecho protestado– los de Guardiola deberían dar un repaso a los suizos. Quizás, una oportunidad para rotar y probar cómo funciona el sistema con las tuercas cambiadas.
Porto vs. Liverpool. Otro cruce justísimo. Sergio Conceição ha logrado un equipo sólido y dinámico alrededor de Herrera que le ha permitido mantener una posición dominante en Portugal; Klopp, en cambio, aún no logra convertir al Liverpool en la máquina que fue el Dortmund. El equipo del alemán alterna actuaciones memorables con caídas inesperadas, aunque cuenta con un talismán que hoy está en un nivel intratable: Salah.
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Real Madrid vs. PSG. Lucha de gigantes heridos. El Madrid atraviesa una crisis de juego profunda y el PSG debe demostrar que las inversiones (Neymar) tienen una consecuencia deportiva. Es curioso: por tradición en un caso y billetera en otro, ambos clubes se juegan la temporada en estos dos partidos. El Madrid tiene más urgencia, quizás, en tanto tiene la Liga Española perdida.
Bayern vs. Besiktas. Un versus desigual, aunque jugar en Turquía siempre es una labor compleja. En el Allianz Arena, sin embargo, no debería haber sorpresas.
Chelsea vs. Barcelona. Un clásico de Champions que se juega con sangre en el ojo desde la vergüenza de Ovrebo allá por el 2009. Han chocado 12 veces en esta instancia con leve supremacía inglesa (4 victorias por 3 de los catalanes), pero en febrero Conte está teniendo su momento más cuestionado en Stamford Bridge mientras que Valverde aún no logra emular los picos de juego que alcanzaron sus predecesores.
Sevilla vs. Manchester United. Una llave atractiva en vista del nivel medio mostrado por ambos clubes. Mourinho es un especialista en playoffs y los ibéricos tienen raza copera. Los británicos, a pesar de Alexis, Pogba y Lukaku, aún lucen como un equipo vulnerable, como lo acaba de probar el Newcastle; Montella, por su parte, ha convertido a los andaluces en un conjunto sufrido con el favor del buen arquero Rico. Impredecible.
Shakhtar vs. Roma. El encuentro menos atractivo de todos, de nivel Europa League. Ninguno debería tener oportunidad en la siguiente fase.