03/05/2024

Béisbol sénior: pasado glorioso y un presente de gradas vacías

Martes 08 de Mayo del 2018

Béisbol sénior: pasado glorioso y un presente de gradas vacías

Fedeguayas apoyaba antes de forma decidida los torneos sénior. Costeaba boletos aéreos, la estadía y la alimentación. Todo cambió. Dicen que no hay presupuesto y solo alcanza para las formativas.

Fedeguayas apoyaba antes de forma decidida los torneos sénior. Costeaba boletos aéreos, la estadía y la alimentación. Todo cambió. Dicen que no hay presupuesto y solo alcanza para las formativas.

¿Qué pasa con el béisbol? Esa es la pregunta permanente. Muchos creen erradamente que el estadio Yeyo Úraga fue derrumbado, tal como era la intención del Gobierno anterior, y pocos están enterados de que cada año se juegan torneos. Traigo este tema por el estupendo reportaje del domingo pasado, aparecido en este Diario, escrito por la periodista Martha Murga, en el que expone con claridad lo que está ocurriendo con certámenes de la categoría sénior del béisbol porteño.

La nota contrasta –con testimonios de protagonistas– lo que ocurría en épocas pretéritas con la realidad actual, que bien se lo puede sintetizar como los campeonatos con un pasado glorioso y un presente con gradas vacías. Es evidente que algo sucede. Antaño los torneos provocaban enorme expectativa y había mucha afición.

Los amantes del béisbol estaban siempre muy enterados de los juegos y de los resultados, de lo que hacían las estrellas, tenían ídolos, y concurrían con regularidad a los diamantes desde el viejo hipódromo, en el American Park, Reed Park, Capwell, así como al Yeyo Úraga.

Los cotejos despertaban mucha atracción y se incrementaba con el Clásico del Astillero, así como los tradicionales enfrentamientos entre Reed Club, Oriente, LDE. Luego llegaron ADN, Católica, Bravos de las Américas, Cardenales, Fatty, Ceibos, Majis y otros clubes.

Las finales siempre contaron con lleno completo. Recuerdo el ultimo encuentro entre Bravos de las Américas y Barcelona, en la temporada de 1973, cuando el equipo torero ganó el banderín con triunfo de 7-2 el 11 de septiembre de ese año. El juego estaba señalado para las 20:00, pero a las 18:00 el Yeyo Úraga estaba copado; me tocó acomodarme en las escaleras de las gradas principales. Todo esto matizado con los títulos internacionales que la selección nacional conquistaba.

Los dirigentes viajaban hasta Panamá para contratar a los peloteros. Por esta vía llegaron Efraín Rico, Calazán Hernández, Alfonso Peter King, Mikemo Pérez, Cuto John, Látigo Gutiérrez, Chico Rodríguez, Luis Calamaris, Pedro Fuentes, July Trottman, Palillo Caicedo, Peluquín González, Ernesto Tuñón, Roy Clark, Sammy Fernández, que deleitaron a los fanáticos y dejaron huellas de buena pelota.

En 1972 la dirigencia porteña contrató a doce dominicanos que fueron repartidos de manera equitativa entre los equipos. Recuerdo tanto que LDE estaba último en la tabla de posiciones, pero con una levantada espectacular remató campeón. En ese grupo llegaron Eleodoro Arias, Víctor Ramírez, Fausto Corporán, Francisco Díaz, complementada con peloteros criollos como Washington Fiallos, Pedro Murrieta, Juan Veintimilla, Arturo Zoeller, Julio Yánez, Antonio Medina y otros.

Luego arribaron los estadounidenses Mike Sanz, Dan Badovic, Mike Cazares, Joe Moyer, Dan Fitzgerald, Sam Lombardo, Jeff Robertson, Robert Pugh, Tim Bullock, Tony Bañuelos, Jorge Brown, Steve Hanssen, Mark Jeff, Mark Jeffries, Randy Swan, Jim Barret. Estos jugadores eran escogidos por José Freire en California y Julio Blanco-Herrera en Florida y generalmente eras estudiantes norteamericanos que aprovechaban sus vacaciones, o peloteros recién dejados libres y buscaban regresar a las Mayores.

Muchos recuerdan a Virgilio Pérez, Miguel Garcearán, Salustiano Ramírez, Domingo de León, Frank Méndez, Sebastián Agrazal. Todos estos nombres se combinaban con peloteros locales que jugaban de igual e igual, tanto que se llegó a sostener que el equipo que tenía mejores beisbolistas criollos era el que se coronaría campeón.

La nómina es extensa, pero entre los más notables peloteros nacionales destacaron Héctor Ballesteros, Vicente Maldonado, José Banchón, Manuel León, Carlos Raúl Jimeno, Raúl Foyaín, Eduardo Célleri, Tucho Guerrero, Mincho Sarrosa, Edwin Fernández, Eloy Guerrero, Félix y Marcos Avilés, Chano Martínez, Alfredo, José Portalanza, Bonifacio Morán, Olmedo y Enrique Arroba, Juan Lozada, Walter y Luis Paladines, Alfredo Rosado, Kike Santos, Pedro Jiménez, Ernesto Weisson, Fermín Arcentales, Manolo Álava, Walter Valarezo, Aurelio Yeyo Úraga, Fernando Gálvez, José de la Gasca, Diego Valenzuela, William Luzuriaga, Álvaro Juez, Álvaro Cañarte, Andrés Fuentes, Gustavo Navarro, Gustavo Giler, Diego Arcos, Agustín y Ernesto Álvarez, Alex Schafry, Jorge Miranda, Diego y Eduardo Maruri, y muchos más.

Ahora, una de las razones de la poca concurrencia al estadio es la no participación de los clubes históricos y tradicionales como Barcelona, Emelec y Oriente, que se alejaron de los diamantes. Los del Astillero siempre intervinieron, hasta que llegó un presidente del equipo amarillo que no facilitó recursos porque todos los auspicios de sus empresas aliadas los ponían en un solo deporte. Al no estar el hermano de barrio que genera pasión, el otro (el eléctrico) perdió interés y los campeonatos no alcanzaban a entusiasmar. Hay un pequeño grupo de seguidores, como el que aún comanda Washington Coronado, que asiste de manera permanente desde la época del Reed Park.

Uno de los últimos certámenes atractivos fue el de 1996, cuando fueron contratados los cubanos Lázaro Junto, Oswaldo Duvergel, Rolado Rubio, Pablo Bejeranos, Manuel Morales, Miguel Sayas, Pedro Luis Dueñas, Rolado Verde, Jorge Valdez, etcétera. Fedeguayas apoyaba antes de forma decidida los torneos sénior. Costeaba los boletos aéreos, la estadía y alimentación. Todo cambió. Los federativos señalan que no tienen suficiente presupuesto y que solo les alcanza para las formativas.

La falta de apoyo de los organismos. La falta de dirigentes con capacidad de gestión. La escasez de financiamiento y promoción. La carencia de peloteros nacionales y extranjeros de gran nivel que le dediquen tiempo y entrenamientos es lo que ha generado la ausencia de público en el Yeyo Úraga, a lo que hay que agregarle la falta de promoción y difusión.

Todo eso contrasta con los esfuerzos de las ligas infantiles. Los triunfos internacionales y el pasado glorioso cambió a un presente con las gradas vacías del principal escenario del béisbol ecuatoriano. (O)

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