Por Denis Dau Karam
Hay muy pocos personajes que cuando se alejan del mundo terrenal sus ecos perduran. Tal pensamiento cabe para el amigo y hermano Jorge Lazo, quien dejó sus huellas inconfundibles como padre, fue caudillo como jugador, emblemático como técnico y laureado por los títulos obtenidos con los equipos que dirigió. Hoy su alma está en otro hogar, un hogar lleno de luces.
Jorge jamás rehusó a estar actualizado en materia futbolística; sus verticales enseñanzas, sus pupilos, el periodismo y sus colegas de profesión lo calificaron como un técnico didáctico.
Unos días antes de irse se esmeró en escribir sus últimos consejos con simetría y metodología; estos fueron:
Aprender a conocer que la cancha no es plana para la vista.
Recorrer la cancha con la vista para avanzar y retroceder.
Aprender a caminar y conocer los distintos terrenos en su magnitud.
Aprender a tener conocimiento del valor de la distancia.
Los jugadores cuando llegan a ciertas zonas del campo les toca ir a una zona que no dominan, es como si caminaran sobre un bosque, laguna o lodazales.
Un jugador que juega con la cabeza agachada no funciona y no sirve.
¡Mira adelante! No tan solo al arco, sino para generar opciones de jugada.
La esencia del juego es el gol, de eso vivieron algunos grandes cracks.
Realmente fue un técnico prodigioso; qué tal si metafóricamente le preguntamos a Jorge en su nueva morada lo siguiente: ¿Cómo se practica el fútbol en lo alto?... ¿Qué cantidad de aficionados van a los partidos?... ¿Cómo se juegan los mundiales?... ¿Predominan hinchas de Barcelona o de Emelec?... ¿Cómo se comportan las barras?... ¿Podrías dirigir a esas nuevas almas?... Y finalmente, ¿aseguras ser campeón?
Esperamos sus respuestas... (O)