Kiev. Especial.
Decenas de técnicos ya están trabajando en la seguridad, en el estado del césped, en las comunicaciones y en los pequeños detalles para que se vea tranquilo y hermoso: al fin y al cabo, la final de la Champions League de la UEFA del 26 de mayo entre Real Madrid y Liverpool en Kiev se jugará poco antes del aniversario 95 del "Estadio Rojo de Trotsky", la mole olímpica de cemento que se levanta en el centro de la capital ucraniana.
"Lo último que tenemos que hacer es limpiar los vidrios y decorar la cancha, como si se tratara de los preparativos para un cumpleaños y de estar listos para recibir a los invitados", explica con una sonrisa el vicedirector administrativo del complejo del estadio, Viktor Anisimov.
Conversando con Infobae a pocos metros de donde un grupo de trabajadores mide los bancos de suplentes donde dentro de poco se sentarán entrenadores y futbolistas del Real y del Liverpool -estudiando eventuales mejoras en los mullidos asientos-, Anisimov recuerda que el Estadio Olímpico de Kiev es el más antiguo de Ucrania y uno de los más viejos de toda Europa.
El corazón del actual complejo olímpico se estrenó para unos juegos regionales en setiembre (agosto, según otras fuentes) de 1923, el mismo año en el que se abría el Mestalla, en Valencia, y tres antes que el San Siro de Milán, por ejemplo.
Pero, más que los estadios italianos, españoles o ingleses, el Olímpico de Kiev es una intensa metáfora de cambios políticos, una película que repasa la historia de la Europa oriental a través de comunismos, revoluciones y capitalismos.
Y esas marcas están desde el principio. Encargado a un joven ingeniero llamado L.I. Pilvinskiy, el estadio se construyó aprovechando las formas de la colina Cherepanov y se lo bautizó con el nombre de Estadio Rojo de Trotsky, en homenaje al entonces ministro de Defensa soviético y líder revolucionario.
Claro que Trostky ya estaba cayendo en desgracia en ese mismo año, en medio de la enfermedad que luego llevaría a la muerte a Lenin y el crecimiento político de su enemigo Stalin.
Como los soviéticos tenían entonces una fuerte inclinación por ponerle a edificios, monumentos y ciudades los nombres de sus líderes, pero también eran conocidos por un gran sentido de la oportunidad, la palabra "Trotsky" duró solamente unos meses en los carteles del estadio.
El complejo llevó también por un tiempo el nombre de Stanislav Kosior, secretario general del Partido Comunista ucraniano ejecutado durante la Gran Purga stalinista de 1936-38, y de Nikita Khrushchev, el líder soviético que, justamente, tuvo que encargarse de la desestalinización de la Unión.
Los memoriosos recuerdan también que las autoridades deportivas ucranianas habían lanzado a fines de la década del '30 una reconstrucción del estadio, una remodelación que iba a ser inaugurada en junio de 1941. Entradas para esa fiesta ya habían sido distribuidas, pero hubo un problema: en esos días llegaron los nazis que ocuparon Kiev y controlaron la ciudad hasta 1944.
Cuenta la leyenda que de alguna manera se hizo saber a los que tenían los tickets que debían guardarlos, porque serían válidos después de la liberación. Y así fue, pero recién en 1948, cuando se celebró la re-inauguración del estadio tras la salida de las tropas alemanas.
Muchos años tendrían que pasar para que dejara de ser una joya soviética (que llegó a tener hacia 1967 espacio para 100.000 espectadores) y volviera a ser orgullo ucraniano. Cinco años después de la independencia de 1991, el estadio pasó a llamarse Complejo Nacional Deportivo Olímpico y su capacidad se rebajó paulatinamente en favor de la comodidad, hasta llegar a los actuales 70.000 asientos.
La última tanda de grandes reformas se llevó adelante en preparación para la EuroCopa 2012, que Ucrania organizó junto a Polonia y cuya final se jugó en el Olímpico de Kiev el primer día de julio entre España (4) e Italia (0). La reconstrucción incluyó la reforma del primer anillo y el levantamiento de una nueva tribuna y de un edificio que hoy alberga un hotel de la cadena Sheraton.
"Ahora, lo que estamos haciendo es modernizar el sistema de seguridad, porque lo más importante es que los espectadores estén tranquilos y que el partido se lleve a cabo sin problemas", actualiza Anisimov.
El vicedirector administrativo destaca además que el estadio cuenta con internet gratuito con tecnología 4G y aseguró que, junto a su equipo, harán "todo lo posible para que la gente que venga se sienta lo mejor y más segura posible no solamente en la cancha sino también en todo Kiev".
Por supuesto que no se pueden obviar cuestiones como la violencia de los fanáticos o el estado de alerta por el conflicto militar con Rusia y con organizaciones separatistas pro-Moscú que se mantiene desde el 2014.
"Sabemos que hay algunos fans que no se portan bien", advirtió Anisimov, quien aseguró que en el complejo tienen sobrada "experiencia" para enfrentar a los hooligans. Esa experiencia empieza por casa, ya que el Olímpico es la sede de los partidos del Dynamo, el equipo de Kiev con un amplio sector de "ultras" racistas muy violentos.
En recientes declaraciones a la prensa, el jefe de la Policía de Kiev, Andriy Kryshchenko, adelantó que se desplegarán por lo menos 5.000 agentes de seguridad en la ciudad y los alrededores del estadio.
"Nos concentraremos en medidas anti-terrorismo y en la recolección de información sobre hinchas agresivos", aseguró.
Según las normas locales, la policía no puede estar adentro del estadio, pero si en las puertas de entrada y en las inmediaciones. De todas maneras, Kryshchenko señaló que están coordinando con la UEFA para que se desplieguen "agentes operativos con acreditación oficial" dentro de la cancha.
"El estadio va a estar lleno, y un foco principal de nuestras actividades va a ser el antiterrorismo -dijo el jefe policial-. Existen amenazas y son muy reales, por eso le prestamos mucha atención a ese frente, y mucho más todavía durante eventos de este nivel", completó.
Todas estas preocupaciones parecían lejanas durante la soleada tarde en la que Infobae recorrió el estadio. Los sonidos dominantes fueron de herramientas trabajando en las gradas, pequeñas grúas recorriendo lentamente la pista olímpica o martillos ajustando paneles en la ampliación de la sala de prensa.
La maquinaria de refacciones y cuidados mostraba un ritmo sostenido pero tranquilo.
"No hay pedidos especiales para este partido tan importante, el trabajo es como para todos los partidos, aunque sí, es un poco más intenso", explicó a Infobae el jefe agrónomo del Olímpico, Maksim Stelmakh.
Stelmakh -que, como se puede deducir por su cargo, está a cargo del césped del estadio- se tomó un tiempo para conversar mientras dirigía un repaso por "los sectores más desgastados" de la cancha y hasta se permitió compartir un secreto. Su trabajo conlleva una cantidad de complejas tareas que incluyen tierra, regado, semillas, protección frente a las inclemencias del tiempo, temperatura, y otras variables. "Pero lo más importante es que el césped esté verde", dice enigmático, ofreciendo una clave sencilla para los legos en la materia: "si está verde, está bueno".
Para aclarar que no se trata de una perogrullada, el agrónomo asegura que esa alfombra verde para jugar al fútbol es solamente "la punta del iceberg", que esconde debajo meses de esfuerzos para que emane ese color.
Orgullosos, Stelmakh y Anisimov prometen un escenario perfecto para el partido del 26 de mayo, una final de la UEFA que será seguida por televisión por decenas de millones de personas en todo el mundo, tal como viene ocurriendo en los últimos años.
MÁS SOBRE ESTE TEMA:
Por qué LeBron James jugará la final de la Champions League entre Real Madrid y Liverpool
De estar desempleado a jugar la final de Champions League: el tuit de una figura del Liverpool que se volvió viral