El FC Barcelona vive una cierta contradicción con La Masía en los últimos años. Por una parte, Sergi Roberto es el único canterano asentado en el primer equipo desde hace tiempo y en los últimos años apenas se ha contado con los jugadores formados en la casa. Carles Aleñá es el que parece tener más opciones de dar el salto pero todavía queda lejano.
Y por otro lado la cantera culé parece gozar de buena salud, si nos atenemos a sus recientes éxitos, principalmente al de la UEFA Youth League conquistada en primavera. Lo que parece seguro es que la escuadra catalana, o más bien sus dirigentes, parecen dispuestos a corregir una peligrosa tendencia vivida en los últimos años.
Nos referimos a las fugas de sus joyas. Jugadores como Jordi Mboula, que se fue al Mónaco, que han emprendido el rumbo a otros destinos en busca de más oportunidades. Y asistimos estos días a una proliferación de renovaciones de estas perlas, como Juan Miranda (lateral zurdo de 18 años), Chumi (defensa de 19 años), Jandro Orellana (centrocampista de 17 años), Guillem Jaime (lateral de 19 años), Abel Ruiz (delantero de 18 años), Oriol Busquets (mediocentro de 19 años), Monchu (centrocampista de 18 ansaños Óscar Mingueza (defensa central de 19 años), Carles Pérez (extremo de 20 años), Iñaki Peña (portero de 19 años) et Álex Collado (centrocampista ofensivo de 19 años).
Todos ellos tienen además cláusulas de rescisión elevadas, de al menos 100 M€, a excepción de los dos últimos citados (50 M€). Aunque en los casos de Miranda o Busquets se ha elevado esa cifra hasta los 200 M€. Curiosamente son precios más altos que los de jugadores del primer equipo como Aleix Vidal, Denis Suárez, Jasper Cillessen o Thomas Vermaelen. El mercado ha cambiado.