La expulsión de Joao Joshimar Rojas ‘descompuso’ el partido que Emelec ganaba por la mínima a Liga de Quito el domingo y que los albos luego remontaron, exteriorizó el entrenador eléctrico, Mariano Soso.
“El juego se descompone a partir de tener un hombre menos”, manifestó el técnico argentino en la conferencia de prensa pospartido, en el estadio Rodrigo Paz Delgado.
El escenario albo fue testigo de cómo Rojas adelantaba a los millonarios a los 53 minutos y lo celebraba eufóricamente y quitándose la camiseta, por lo cual recibió una amonestación del árbitro Omar Ponce.
La decisión del juez central ecuatoriano se basa en una norma FIFA que se estipuló en el año 2004. “Un jugador que se quite la camiseta tras la anotación de un gol será amonestado por conducta antideportiva”, acordó entonces en Londres el International Football Association Board (IFAB), guardián de las reglas del fútbol.
Apenas minutos más tarde el domingo, el volante de 20 años fue nuevamente amonestado por una infracción contra un rival y se fue expulsado.
Con un hombre menos en el campo, los azules sucumbieron ante los universitarios, que lograron dar vuelta al marcador en los descuentos tras haber empatado al minuto 69.
“Es evidente que el resultado del partido fue comprometido por la expulsión”, dijo ayer un directivo del club guayaquileño a EL UNIVERSO; sin embargo, agregó que “el jugador estaba muy consciente de su error y que su autocrítica sugiere (a la institución) profesionalismo” de Rojas.
Por su parte, Soso no estimó determinante totalmente la expulsión de Rojas en el resultado final. “Las victorias, los empates y las derrotas son consecuencias de una producción colectiva. Si bien fue una acción del juego que nos deja en desventaja y en inferioridad numérica, no podría explicar la derrota del equipo a partir de eso”.
En este marco, el DT señaló que Emelec se impuso en la primera mitad, pero no pudo capitalizar sus chances. “El equipo (azul) fue superior. Encontramos la geografía del campo para poder atacar”.
Además, justificó la salida de Brayan Angulo del campo de juego, en beneficio de Marlon De Jesús, quien se mantuvo en el ataque millonario: “De Jesús pudo jugar al máximo de sus capacidades. Hacerlo en la altura (capitalina) y en inferioridad numérica implica un esfuerzo superlativo”. (D)