La gloria fue para un grupo que partió en silencio, en medio de la desesperación y el llanto de un país que vivía sus horas más trágicas, con el incendio del Ycuá Bolaños, un domingo 1 de agosto del 2004.
“Nuestra salida fue en medio de mucha confusión. Recuerdo que al bajar en España nos enteramos de la magnitud de la catástrofe y el Colorado Gamarra como líder de grupo nos juntó para elevar una plegaria y para hacer la promesa de regresar con una medalla”, rememoró Julio González Ferreira.
El delantero, que disputó 4 compromisos en los JJOO, marcó como clave la unión de grupo para llegar al éxito: “El tiempo de trabajo que se destinó para un grupo que venía de un proceso en selecciones menores fue fundamental (el grupo fue 4° en el Mundial Sub 20 de Argentina 2001). A eso se suma que teníamos un maestro como Jara Saguier que supo encontrar soluciones en momentos difíciles.
Tras vencer a Japón de arranque (4-3) y caer ante Ghana (2-1), la clasificación se jugó frente al campeón de Europa y el triunfo fue 1-0: “Ante Italia, ya en la complementaria con los muchachos aguantando, el DT me mandó al campo y me dijo: “Sos el primer defensor, de vos depende sostener el triunfo” y salí a pelear con todos. Él tenía las palabras precisas para los momentos exactos”, rememoró Julio.
SIN LÍMITES. Tras superar a Corea del Sur (3-2), se venía Irak, el último escollo para asegurar el objetivo y la victoria fue por 3-1. “En ese momento nos teníamos mucha fe. Libramos muchas batallas y sufrimos golpes duros, como el amistoso ante el Portugal de Cristiano Ronaldo que nos hizo 5 a una semana del debut. Todo eso nos hizo fuertes, pero una vez asegurado el objetivo, ya queríamos todo, algo impensado para muchos”, expuso Ernesto Cristaldo.
En la final, frente a Argentina, la Albirroja puso mucho corazón, pero cedió por 1-0: “Una típica final, en donde generamos nuestras situaciones pero lastimosamente no se pudo dar. Pero al finalizar el juego lo hicimos con la frente en alto, porque éramos conscientes de que chocamos ante una gran selección con muchas estrellas” refirió el Teto, que estuvo en cancha en 4 compromisos y tuvo minutos en la gran final.
INOLVIDABLE. “Esta fue una de las emociones más grandes de mi vida. Aplaudí como nunca ese izamiento del Pabellón, viendo a los muchachos en el podio, orgullosos con sus medallas”, apuntó el entrenador Carlos Jara Saguier.
Para el Bambino, el logro va tomando mayor magnitud con el paso del tiempo: “Premio a un grupo fantástico, la coronación de un proceso de trabajo de meses que desafió a la historia eliminando a Chile y Brasil en el preolímpico, dos victorias que permiten ser parte de este gran logro a los muchachos que no pudieron quedar en la nómina final. A eso sumo la experiencia maravillosa tras regresar a casa y toparnos con esa multitud que nos brindó una bienvenida única. A partir de allí empezamos a dimensionar ese título que se consiguió, con esfuerzo, humildad, disciplina y mucho trabajo”.