Un gol de Rosenberg en la primera parte le bastó al Malmö para sumar su primer triunfo en esta Liga de Campeones, hundir al Shakhtar en la última plaza y amargar de paso el aniversario de su técnico, el rumano Mircea Lucescu, que este miércoles cumplía cien partidos en la competición.
El Malmö salió más atrevido que frente al Real Madrid, pero pronto la tímida presión inicial dio paso a una táctica más conservadora.
El equipo sueco cedió la iniciativa al Shakhtar y se atrincheró en su campo, dejando a Djurdjic y a Rosenberg arriba para salir como balas a la mínima posibilidad de contra.
El gol llegó sin embargo en una buena combinación de Berget con Konate, sustituto del peruano Yotún (sancionado), que se metió en el área y dio un pase al centro para que Rosenberg fusilase a Pyatov, ante la pasividad de la defensa ucraniana.
El Shakhtar acentuó aún más su dominio. Monopolizó la pelota (un 72 % de posesión al descanso), la hizo fluir con sentido, gracias a la movilidad sobre todo de Marlos y Bernard y llegó con superioridad por las bandas, pero se estrellaba contra el muro sueco.
Fred, en un disparo que se fue cerca del palo, tuvo la única ocasión clara de la primera parte. El equipo local, en cambio, pudo encarrilar el partido en dos contras muy claras, sobre todo una en la que el tiro a bocajarro de Berget lo sacó como pudo Pyatov.
De nuevo Berget tuvo el 2-0 en un mano a mano al inicio de la segunda parte, en la que el Shakhtar, lanzado al ataque, tenía la pelota pero sin inquietar mucho a un Malmoe que se fue creciendo y se acercaba cada vez con más peligro.
Djurdjic erró un penalti señalado tras un forcejeo en el área pequeña de Srna con Rosenberg. Bengtsson no llegó por centímetros en boca de gol a empujar una falta lanzada por Rodic. Cada contra del equipo sueco era una amenaza seria para un Shakhtar sin norte, desaparecida su figura Teixeira.
Pese a su dominio, más aparente que real, el conjunto ucraniano no pareció estar nunca cerca del empate y se llevó una derrota merecida al final y que le obliga a derrotar el Malmö en el próximo partido para optar al menos a ser tercero y jugar la Liga Europea.