19/04/2024

Jorge Barraza: El Real Madrid en su laberinto

Domingo 22 de Septiembre del 2019

Jorge Barraza: El Real Madrid en su laberinto

El grave desperfecto del Madrid, sobre todo, es su falta de contenido futbolístico, no tiene juego. Hace tiempo no se sabe a qué juega, incluso cuando era campeón. Es una botella vacía. Son muy buenos jugadores que tratan de pasarse la pelota entre ellos, pero sin tener claro el objetivo.

El grave desperfecto del Madrid, sobre todo, es su falta de contenido futbolístico, no tiene juego. Hace tiempo no se sabe a qué juega, incluso cuando era campeón. Es una botella vacía. Son muy buenos jugadores que tratan de pasarse la pelota entre ellos, pero sin tener claro el objetivo.

Buenos Aires -

Keylor Navas es un guardameta fenomenal, salvapartidos, ganacampeonatos, costó monedas, rindió montañas; quizás no aportaba el glamur que requiere el Real Madrid y desde su primer año el club hizo lo imposible por desplazarlo. Se fue. Cristiano Ronaldo llevaba un promedio exacto de 50 goles por temporada, pero sostenía una lucha de egos con el presidente. Se fue. En rigor, les abrieron la puerta.

Un gran arquero y un 9 que la mete adentro, los cimientos en que se basa todo equipo exitoso, y buena parte de la explicación de las copas de Europa ganadas por este discreto conjunto madridista. Es cierto, Cristiano, con 34 años, bajó su producción casi a la mitad: marcó 28 en Juventus el curso pasado. La realidad es dura: se quedó sin gol adelante y le marcan mucho atrás. Courtois es un arquero normal, las que van adentro siguen su curso irremediable. Y Gareth Bale, encargado de los goles sin CR7, promedia 17 por estación. Eso sin contar que es un ente autárquico, una especie de Gibraltar, está en España, pero no pertenece a ella.

En esas dos razones puntuales –hay muchas más– empieza la debacle del club de Alfredo Di Stéfano y Santiago Bernabéu. Contando su desastrosa pretemporada, más Liga y Champions, el Madrid lleva jugados diez partidos, ganó tres (Celta de Vigo, Levante y Fenerbahçe), perdió cuatro y recibió la friolera de 25 goles. Entre ellos, los bochornosos siete pepinos del Atlético y los tres del Paris Saint Germain, que lo despachó sin siquiera contar con su tridente de oro (Mbappé-Cavani-Neymar).

Lo peor para un hincha de fútbol es no tener esperanzas ya en el inicio de temporada, cuando no ve soluciones en el horizonte. Sobre todo viniendo de un año aciago, en blanco. Es un paciente a quien no se le notan señales de mejoría, en cambio aún podría empeorar. Las taquillas del Bernabéu son sintomáticas: cuando empiezan las asistencias de 45.000 es porque su gente no ve la luz del sol. El Madrid fue el club que más gastó en refuerzos: 305 millones de euros; sin embargo, siguen jugando los mismos de los últimos años: Carvajal, Varane, Ramos, Marcelo, Nacho, Modric, Kroos, Casemiro, Lucas Vázquez, Isco, Bale, Benzema… Zidane parece no confiar en los nuevos que le trajo Florentino y Florentino no le trajo lo que pedía el francés. La única coincidencia –Hazard– llegó de vacaciones con 5 o 6 kilos de más y aún no aportó nada.

El grave desperfecto del Madrid, sobre todo, es su falta de contenido futbolístico, no tiene juego. Hace tiempo no se sabe a qué juega, incluso cuando era campeón. Es una botella vacía. Son muy buenos jugadores que tratan de pasarse la pelota entre ellos, pero sin tener claro el objetivo. No se le ve un estilo, un plan, una táctica, ni ofensiva ni defensiva. Y los demás sí tienen. El sopapo de París, por encima del 0-3 (pudo ser mayor) disparó las últimas alarmas porque el equipo ni siquiera remató al arco, fue superado de punta a punta, el PSG lo vapuleó en intensidad, en ideas; también en ganas. La imagen de Thomas Tuchel como técnico salió muy fortalecida, la de Zidane, chamuscada. Ya le empezaron a rondar los cuervos por arriba. La prensa madrileño-madridista se atreve a arrojar nombres de sustitutos, y si se atreve es porque el gran jefe Florentino Pérez lo permite.

El Madrid tiene todo para ser el mejor equipo del mundo: el estadio, la ciudad deportiva, la hinchada, los jugadores… no el técnico. Siempre da la impresión de no tener un conductor a la altura de los demás. ¿Por qué…? Ahí entra el presidente, Florentino Pérez, dirigente fenomenal en casi todo, solo que le gusta inmiscuirse demasiado en el fútbol. Los fichajes los decide él y, si pudiera, decidiría también la alineación. Para eso necesita entrenadores permeables. O que le presten oídos. Zidane es uno de ellos, como antes fueron Solari, Lopetegui, Benítez, el mismo Ancelotti. Ya se habla de Mourinho, pero Florentino sabe que con Mou tiene un límite que no puede traspasar. Podrían hablar del tiempo, de la familia, de lo cara que está la vida… Hasta ahí.

Cuando el portugués entra a un club, manda él. Roberto Fleitas, gran estratega uruguayo de Nacional, no tenía trato casi con los directivos; “si quieren saber cómo forma el equipo que compren el diario”, rugía.

Mourinho es parecido. Lo mismo cualquier otro de los grandes: Guardiola, Klopp, Pochettino, Simeone, Tuchel, Conte. Lo paran en seco. Por eso él necesita un DT al que pueda influir. Bernabéu también se metía con el fútbol, pero había sido jugador, sabía. Se encerraba con Di Stéfano y evaluaban los posibles refuerzos. Lo contó Pachín: “Yo jugaba en el Osasuna; una tarde contra el Madrid lo marqué bien, no le dejé tocar el balón y al cabo del primer tiempo se me acercó Alfredo: ‘Pibe, ¿querés jugar en el Madrid?’. Claro, respondí. No me dijo nada más. Al mes me llamó Bernabéu y se hizo el pase”. Pachín fue una gloria del Real.

Zidane cedió en el tema Keylor, cedió con Bale y James, no le trajeron a Pogba (que tampoco hubiese cambiado nada), se supone que también debe ceder con los popes del vestuario. Y ahora, aunque se apellide Zidane, está en un precipicio. Sobrevendrá la comedia del respaldo a muerte del presidente, pero si sigue jugando tan penosamente le pondrán fecha de vencimiento. Y no parece lejana. El problema es que no hay profesionales importantes a mano por si se decide el reemplazo. Ahora surgió el nombre de Xabi Alonso, muy potable, con pasado merengue, pero recién está empezando su andadura y lleva solo cuatro fechas en Real Sociedad. ¿Se animará a dejar el club vasco en la zanja para salir corriendo a los brazos de Florentino…?

Después de haber sido el dominador supremo del fútbol español, el Real Madrid se ha alejado del triunfo a nivel nacional. Solo suma dos ligas sobre once y dos Copas del Rey de las últimas 26. Por eso la poderosísima prensa madridista propala desde hace algunos años que lo único valedero es la Champions. Es un torneo de trece partidos donde los seis primeros no son un obstáculo infranqueable para los grandes. Se puede perder como el miércoles ante el PSG y clasificar igual. Luego sí, vienen los siete compromisos a todo o nada. Incluso también allí es posible avanzar perdiendo algún partido, o con empates y penales.

No es que sea fácil, permite ciertas lagunas. Buen ejemplo de lo que es una liga es la de 2009-2010, en la cual el Madrid hizo 96 puntos (una animalada) y terminó segundo. Significa que exige muy buen andar y mucha regularidad. La Champions ha sido su salvavidas de lujo en los últimos años; pese a ello, el madridismo entero es consciente: no puede tener otro año en blanco en España.

Esta tarde, en Sevilla, Zidane se juega una ficha más. Le quedan pocas en el tapete. (O)

 

La prensa madrileño-madridista se atreve a arrojar nombres de sustitutos de Zinedine Zidane, y si se atreve es porque el gran jefe Florentino Pérez lo permite".

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