Bruno, que cuando fue detenido en 2010 aspiraba a llegar a la selección brasileña, pudo ser contratado por el Poços de Caldas, de la cuarta división de Minas Gerais, gracias a una decisión judicial que le benefició con un régimen semiabierto, que le permite trabajar durante el día aunque le obliga a pasar cada noche en prisión.
El futbolista, de 34 años, cumple su pena en una prisión de la vecina ciudad de Varguinhas y, al ser presentado como nuevo jugador del Poços de Caldas, se negó a contestar preguntas sobre el hecho que le llevó a la cárcel y su situación actual jurídica.
"Quiero que las personas vean al mismo portero que actuó en el Flamengo y hago de eso un desafío, para ver hasta dónde puedo llegar con el trabajo diario", declaró el portero.
Bruno fue detenido en 2010 y condenado a 20 años y nueve meses de cárcel en 2013, por el asesinato de la modelo Eliza Samúdio, con quien tuvo un hijo que el portero no había reconocido.
Samudio, de 25 años y quien reclamaba del futbolista el pago de una pensión para su hijo, desapareció en 2010 y fue considerada muerta, aunque su cuerpo nunca fue encontrado, en un caso que conmocionó a Brasil.
El jugador llegó a ser liberado por una decisión cautelar del Tribunal Supremo de Brasil y en 2017 volvió a jugar con el Boa Esporte, de la ciudad de Varginha, también de Minas Gerais.
La medida, sin embargo, fue anulada ese mismo año y Bruno fue nuevamente a prisión.
Formado en el Atlético Mineiro, con el que debutó como profesional, Bruno jugó también en el Corinthians, aunque logró el éxito y la fama en el Flamengo, con el que ganó la liga brasileña de 2009 y tres campeonatos cariocas.