18/05/2024

Jose Mourinho: ¿Queda algo de Special?, por Alberto Beingolea

Miercoles 04 de Noviembre del 2015

Jose Mourinho: ¿Queda algo de Special?, por Alberto Beingolea

Al frente de un micrófono, José Mourinho se convierte en una máquina de palabras. No tiene reparos en decir alguna que pueda herir, otra que sirva para polemizar y un par más que le cuesten una multa. No le teme a lo que venga. De hecho, ha declarado abiertamente que no le teme a nada. Solo a la muerte y a Dios. Por eso siempre lleva consigo una foto de sus familiares y un crucifijo. Diego Torres, periodista argentino, un estudioso de su psique, sostiene sin embargo que el técnico portugués más

Al frente de un micrófono, José Mourinho se convierte en una máquina de palabras. No tiene reparos en decir alguna que pueda herir, otra que sirva para polemizar y un par más que le cuesten una multa. No le teme a lo que venga. De hecho, ha declarado abiertamente que no le teme a nada. Solo a la muerte y a Dios. Por eso siempre lleva consigo una foto de sus familiares y un crucifijo. Diego Torres, periodista argentino, un estudioso de su psique, sostiene sin embargo que el técnico portugués más

Al frente de un micrófono, José Mourinho se convierte en una máquina de palabras. No tiene reparos en decir alguna que pueda herir, otra que sirva para polemizar y un par más que le cuesten una multa. No le teme a lo que venga. De hecho, ha declarado abiertamente que no le teme a nada. Solo a la muerte y a Dios. Por eso siempre lleva consigo una foto de sus familiares y un crucifijo. Diego Torres, periodista argentino, un estudioso de su psique, sostiene sin embargo que el técnico portugués más exitoso de todos los tiempos se muere de miedo ante el fracaso. Aquello sería, podríamos presumir, el final de la era de The Special One.

Frente a The Normal One, apelativo que Jurgen Klopp se puso a sí mismo, a ‘Mou’ le pasó lo que nunca le había pasado. A veces, cuando la rabia le gana, se olvida del mundo y se niega a asistir a una conferencia de prensa. No lo hace porque no tenga nada que decir, evidentemente: cuando se trata de excusar una derrota, poquísimos en el mundo como él. De pronto, le pasó el sábado 1 de noviembre. Liverpool venció 3 a 1 en Stamford Bridge. La derrota era posible, pero nunca con tanta superioridad. En caliente, ante el primer micrófono que lo alcanzó, José quedó mudo.

Más que mudo, sin excusas. Cero explicaciones. Hace rato que habita en el limbo, es claro, pero aquella vez la frustración le cerró los conductos. Dijo ocho veces que no tenía nada que decir sobre el partido. Ocho, como su número de derrotas en la temporada. El reportero de turno buscó respuestas a cada interrogante suscitada en el juego, y ante cada una se chocó con una pared de negativas. Después, ya en frío, Mourinho asistió a la conferencia y le pegó al árbitro Mark Clattenburg, para variar. Pero después…

En el camino al fracaso, las personas recogen los frutos de una vida ruin. John Carlin, periodista inglés, reconocido por sus ataques al ex entrenador del Real Madrid, escribió luego de la derrota una excelente columna en el diario El País, en la que asegura no sentir ninguna compasión por Mourinho. La razón, postula, es muy simple: “Se ha pasado su vida profesional maltratando a sus rivales y a los árbitros y a los periodistas y a veces (Iker Casillas viene a la mente) a sus propios jugadores, partiendo siempre de la premisa de que es un ser impune y superior. Nunca ha tenido clase. La gente cosecha lo que siembra”.

En Inglaterra, los medios no dejan de informar sobre la crisis del campeón. Lejos de la pelea por el título, el Chelsea es hoy un equipo devastado, arruinado, destrozado ante la falta de su mayor capital: los resultados. Sus adversarios le han perdido el miedo, le juegan de igual a igual y le ganan con justicia, y destruyen la confianza en un juego que es autoría total del entrenador, quien no puede huir de la responsabilidad. Tres derrotas al hilo lo hacen imposible.

La pregunta es si el romance debe acabar con este final tan triste. ¿Es Mourinho capaz de salir del lodo? La sensación es que en cualquier momento el mundo se despertará con la bomba de su salida. A nadie le extrañaría, naturalmente, dentro de este consenso social que impone los resultados sobre cualquier aspecto. Pero también es innegable que el tipo, canalla como él solo, señalado por sus jugadores, denunciado por una doctora y con más multas que títulos, es un ganador de primera. No solo su boca habla por él: cada una de sus huellas en las cuatro ligas más importantes de Europa también deberían verse en el mapa

Minutos después de caer ante el Liverpool, ‘Mou’ se reunió con sus asistentes para conversar sabe Dios de qué. Ya había dicho que no tenía nada que decir ocho veces. Pero luego, en la conferencia, donde acusó –para variar– al árbitro, se mandó acaso con la excusa más lucida de su carrera: “Cuando fui campeón la temporada pasada, decían que había otras cosas más importantes que el resultado. Hoy, que me va mal, el resultado es más importante que otras cosas. Es una gran contradicción”. Imposible no darle la razón a esta máquina de palabras.

Nunca en su historia el Chelsea ha conseguido tantos logros con otro entrenador. Para Mourinho, Londres es su casa, su lugar feliz en el mundo. Del Madrid salió peleado con todos y Abramovich lo recibió con los brazos abiertos. Incluso en este momento terrible, los hinchas demostraron con cánticos que aún le tienen fe. ¿Merece una oportunidad, tremendo futbolero, de demostrar cuan special es en la cancha? Si el fracaso que teme tanto está en el camino que él mismo ha cosechado entre insultos y excusas, lo veremos al final. Quizá tres meses es muy poco tiempo hasta para un tipo sin clase.

Por Alberto Beingolea Farfán
@arberrrto en Twitter

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