El técnico portugués no pudo dirigir a su equipo hacia otra victoria. Después de un inicio esperanzador en el Tottenham, Mourinho ha vivido su semana más errática: una derrota ante el Chelsea, un empate ante el Norwich, y una victoria en el Boxing Day contra el Brighton que alivió sus tropiezos.
Antes de visitar al colista, Mourinho sacó pecho de su trabajo desde que llegó al Tottenham. Recordó que sustituyó a Pochettino a 12 puntos de los puestos de Liga de Campeones y, después de dirigir a su equipo en ocho encuentros de la Premier League, estaba a sólo tres de distancia del cuarto clasificado.
Sin embargo, la derrota frente al Norwich podría devolver a la realidad al entrenador del Tottenham. Primero, por empatar ante el último de la clasificación. Y, segundo, porque volvería a colocarse a cinco puntos de la cuarta plaza si el Chelsea gana este domingo al Arsenal.
Para superar al Norwich, Mourinho apostó por el argentino Giovani Lo Celso, no muy habitual en sus alineaciones desde que accedió al cargo. El internacional albiceleste tuvo su oportunidad y no la aprovechó. Acabó sustituido en la segunda parte por Erik Lamela.
Con Lo Celso sobre el terreno de juego, el Tottenham vivió en una montaña rusa de vaivenes. Nunca controló a su rival, necesitado de puntos para acercarse por lo menos a la penúltima plaza. Abandonar la última posición era imposible, pero estaba obligado a ganar tras la victoria del Watford sobre el Aston Villa.
El cuadro londinense saltó despistado al terreno de juego. Fue arrollado por su rival, que pronto acumuló ocasiones liderado por Emiliano Buendia, el máximo generador de peligro de su equipo y el encargado de servir a Mario Vrancic el primer tanto después de robar una pelota en el centro del campo. Sin duda, fue el hombre más peligroso del Norwich.
Después del acierto de Vrancic, el VAR salvó al Tottenham de un gol del finlandés Teem Pukki, que por milímetros marcó en fuera de juego y se quedó sin un premio merecido para el Norwich, que mereció irse al descanso con una ventaja más amplía en el marcador.
En la reanudación, el danés Christian Eriksen se arremangó y comenzó a carburar para manejar el partido e imponer la lógica sobre el terreno de juego con un golazo de falta neutralizado seis minutos después con el 2-1, obra del marfileño Serge Aurier en propia meta.
El gol de Aurier fue un jarro de agua fría para el Tottenham, que tuvo que volver a remar contracorriente para evitar la derrota. Al final, después de acosar al Norwich, sólo Harry Kane desde el punto de penalti, pudo rescatar un punto para el Tottenham
En el estadio del West Ham, el Leicester no falló en su visita a uno de los clubes que coquetea con las posiciones peligrosas de la Premier League. Después de perder dos partidos seguidos esta semana, contra el Manchester City (3-1) y ante el Liverpool (0-4), necesitaba volver a la senda de la victoria para que no peligrara su segunda posición.
Los hombres de Brendan Rodgers no ganaron con facilidad. El West Ham plantó cara su derrota y agobió a su rival hasta el final. Sin embargo, el Leicester sobrevivió y ganó 1-2 pese a un fallo de Demarai Gray desde los once metros en la primera parte.
Fue uno de los sobresaltos que sufrió antes de la primera alegría, en las botas del nigeriano Kelechi Iheanacho, que después de tres partidos inédito, apareció para adelantar al Leicester con un cabezazo tras una asistencia de Ayoze Pérez.
Entonces, apareció Pablo Fornals para estrenarse en la Premier League con su primer tanto en Liga que no sirvió para nada porque, de nuevo, apareció Ayoze Pérez, que volvió al once después de su suplencia en el Boxing Day, y repitió asistencia en la segunda parte. Gray se benefició de ella y el Leicester se sostuvo en la segunda posición.