Tras la victoria 2-0 con los germanos en un estadio vacío por el coronavirus, los parisienses, que habían caído en octavos en las tres pasadas temporadas, acudieron a festejar con unos 2.000 hinchas que habían seguido el duelo desde el exterior.
Algunos de los futbolistas hicieron el gesto de la meditación budista, el mismo que hizo Haaland cuando marcó los dos goles de la ida.
Neymar, autor del primer tanto parisiense, también había reproducido esa celebración tras el gol. El brasileño abandonó el estadio con lágrimas en los ojos en su primera clasificación para cuartos desde que en 2017 llegó al PSG, club que quiso abandonar por el Barcelona al final de la pasada temporada.
Layvin Kurzawa llegó incluso a salir del estadio y se abrazó con aficionados en el exterior, todavía vestido de corto.
Los aficionados habían acudido a la puerta del estadio pese a las recomendaciones en contra de las autoridades, que decretaron a puerta cerrada el partido y que recomendaron que no hubiera masas de gente para evitar la propagación del coronavirus.
El PSG solicitó que se colocara una pantalla gigante a las puertas del estadio, pero la Prefectura la prohibió.
El presidente del PSG, Nasser Al Khelaifi, agradeció el apoyo de la que consideró "la mejor afición del mundo".
"No estaban en el campo pero los llevábamos en el corazón", dijo Al Khelaifi a la televisión que retransmitió el partido, ya que la prensa tampoco tuvo acceso.
"No tenemos que detenernos aquí, nuestra ambición es más grande", agregó.