El lateral barcelonista, intocable durante seis años, ve amenazada su posición por primera vez tras la incorporación de Aleix Vidal.
Hubo un tiempo en el que a Dani Alves se le reía todo, incluso su poca discreción a la hora de vestirse. Era una época en la que el Camp Nou entendía que Barcelona desembolsara 40 millones de euros por su contratación en verano de 2008. Alves se consagró a las órdenes de Pep Guardiola, que le otorgó galones para armar jugadas desde la banda derecha como uno de los cerebros del equipo, aprovechando que unos metros más arriba, en la misma banda, se movía Lionel Messi.Alves fue intocable desde entonces. Indiscutible con Guardiola, protagonizó cierto bajón en su rendimiento con Tito Vilanova y Tata Martino, pero la llegada de Luis Enrique Martínez, un técnico que valora positivamente el carácter y el ímpetu con el que el brasileño se toma la vida y el fútbol, le hizo regresar a su mejor nivel la temporada pasada, ya con 32 años.
Sin embargo, ello no fue suficiente para convencer al presidente Josep Maria Bartomeu para que aumentara su propuesta de renovación a la baja y Barcelona contrató a Aleix Vidal creyendo que Alves se marcharía del club. La celebración del triplete hizo que se lo repensara y firmó su prolongación de contrato, hasta 2017, bajo las condiciones del club, a razón de seis millones de euros por temporada. Pero algo se había roto.
Alves siempre fue un jugador querido por los hinchas, que en todo caso todavía le reprochan su punto de comediante sobre el césped. Pero él es así. Y lo mismo que lo lleva a fingir un patadón de Pepe en la rodilla, también le induce a referirse a toda la prensa como "basura", aunque estuviera refiriéndose a una pequeña parte de la misma, tal y como el propio futbolista matizó hace unos días después de que el club, tan pendiente siempre de las formas por aquello de reforzar los 'valors' asociados a su marca, se desmarcara de las palabras del jugador.
De verdad que cada día que pasa me da más vergüenza formar parte de este deporte, de cómo nos utilizan, de cómo juegan con nosotros. Pensé un día que saldríamos cada uno a defender sus colores, sus equipos, pensé que si ganara o si perdiera me iba a casa enfadado a reflexionar lo mal que habíamos echo o a disfrutar de lo bien que hicimos. Hoy somos objetos utilizados por la prensa para que ellos se beneficie, para que ellos vendan periódico. Cada ves más se habla menos de fútbol, de estrategia, de las jugadas, de los regates de los goles, de las paradas y del espectáculo. "Que p... basura que son" #masfutbolymenosbasura Ass: #goodcrazy
Este año a Alves le está costando encontrar su mejor forma. Cumplirá 33 años en mayo y, por primera vez desde que llegó a Barcelona, siente amenazada su titularidad, una de las más indiscutibles de los últimos años. Nadie ocupó el carril derecho de Barcelona durante tanto tiempo; ningún otro lateral tuvo el peso que su juego ofreció en el Barça más laureado de la historia.
Pero la llegada de Vidal, fichado para ser titular en un momento en que el club pensaba que Alves se iría, precepitó el cambio de poderes. Luis Enrique confía, y mucho, en el lateral catalán. Desde su debut, el pasado 6 de enero ante Espanyol sustityuendo, precisamente, a Alves, vaticina cambios en el carril diestro en esta segunda mitad de temporada que acaba de empezar, tal y como demuestran sus números desde que compiten por la misma posición.
Es cierto que Vidal también puede jugar en posiciones más avanzadas. De hecho, ambos coincidieron durante todo el partido en la vuelta de los octavos de final de la Copa del Rey en Cornellà - El Prat y también algunos minutos hace dos días en San Mamés.
Pero también es evidente que el idilio de Alves con Barcelona está seriamente agrietado. A la directiva no le gustan sus salidas de tono y una parte de la prensa, que le ayudó en su renovación hace pocos meses, todavía no entiende el desprecio de un jugador que siempre se caracterizó por su buen trato con los medios, siendo uno de los pocos que siempre atendía los micrófonos pasara lo que pasara en el césped, lo cual es de agradecer.
Pese a ello, su trayectoria en el Camp Nou todavía no concluyó. Esta temporada marcará el futuro inmediato como nunca antes le había sucedido. Y la competencia es la más fuerte que jamás ha vivido desde que es jugador de Barcelona.