13/05/2024

Kilos de Diego, gramos de Leo

Viernes 10 de Junio del 2016

Kilos de Diego, gramos de Leo

Foto: Archivo
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¿Qué es tener personalidad? ¿Existe un medidor de tan inasible cualidad? Si la altura mínima de la vara está situada en ganarle a Inglaterra un partido irrepetible, entonces no tiene sentido ni comenzar a plantearse el tema. Leo Messi podrá ganar la Copa América y el Mundial, pero nunca será "como Diego".

Y no lo es, no lo va a ser, no debe serlo. En vez de mirar al objeto de la frase, conviene enfocar a su autor: pensar que alguien que ganó todo lo que ganó Messi, y, sobre todo, pensar que alguien que juega como juega Messi no tiene personalidad es. para preguntarse por la personalidad del que largó la frase.

También por la de los argentinos, porque muchísimos de ellos firman la frase del 10. Si en los primeros tiempos de Maradona convenía entender primero a la Argentina para comprender mejor al fascinante jugador, en los últimos tiempos una certeza fue creciendo: lo casi imposible ahora es entender a la Argentina si no se comprende antes el fenómeno maradoniano. A unos cuantos les resulta incluso difícil discernir qué es más potente. El magma de la argentinidad contiene kilos de Maradona y sólo gramos de Messi.

Con esa carga debe vivir un jugador que de adolescente mostró el temple de un adulto. "No, yo quiero jugar para la selección argentina", respondió cuando le ofrecieron la camiseta de España. El jugador que frenó a Josep Guardiola ("Vos lo que tenés que hacer es poner un equipo para ganar") y el que se le plantó desafiante a José Mourinho en un muy caliente superclásico español.

El que partido tras partido repite la misma jugada sin que nadie sea capaz de frenarlo. El que en Sudáfrica 2010 hizo todo lo que pudo pese a la confusión del que lo dirigía, ése que en el cierre de su reciente libro deja una pregunta: "¿Y después de Messi, qué?".

Es cierto: a Messi le costó un triunfo arengar a sus compañeros en aquel Mundial, cuando Maradona lo situó como capitán ante Grecia.

Es cierto: juega mucho y habla poco; no se tatuó la imagen del Ché Guevara, no se peleó con George W. Bush, no se abrazó con Hugo Chávez.

Y es cierto, también, que lo de ayer fue ver para creer: Maradona confesándole a Pelé (¡a Pelé!) su frustración con Messi.

Algo sólo posible porque los compromisos comerciales hacen milagros. Y los micrófonos abiertos, también.

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Diego Maradona
Lionel Messi

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