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Sin embargo, el mediapunta de la selección peruana decidió irse al Al-Hilal saudí, que, como ustedes comprenderán, muchos recién habíamos escuchado. Recuerdo alguna vez que Gareca lamentó la partida del exaliancista porque había preferido una liga de tercer nivel, lo que le iba a restar competencia. Era evidente que se iba por dinero y no por continuidad.
Hace unos días, Neymar decidió irse a la liga árabe por 109 millones de razones por temporada, siguiéndole los pasos al astro Ronaldo. A sus 31 años abandonó el PSG por más plata, no porque era suplente. En Brasil han cuestionado que su mayor astro en la actualidad quiera más lujos de los que tiene en lugar de demostrar que puede ser campeón del mundo alguna vez.
El gran Oscar Ruggeri, campeón mundial con Argentina y exjugador del Real Madrid, contó en Al Ángulo que le mostró su total desacuerdo a su amigo del alma Ricardo Gareca por pensar en dirigir a la selección de Bahréin. De nuevo, los millones de dólares se querían imponer sobre el fútbol. Vamos que el entrenador es mundialista y, por lo tanto, tiene un galardón que le impide bajar de nivel.
No hay dinero que compre la gloria, un galardón que solo los mejores deportistas logran. Ruggeri no dejó títere con cabeza, y solo excusó a los futbolistas que están en las puertas del retiro, mismo Benzema o Messi, de preferir asegurar el futuro de sus generaciones antes de competir a un gran nivel. Y ahora ya sabemos que a Carrillo, en la segunda división árabe, le sobra el hambre de dinero, pero le faltaron huevos para competir.
Don Vito viste de frac en épocas en las que el fútbol es el más grande derroche de dinero. Los árabes lanzan ofertas que nadie puede rechazar. La danza de los millones ha puesto a bailar a quienes en su niñez prometieron nada más que divertirse detrás de la pelota. Todo se compra, todo se vende, el futbolista de la liga árabe es una mercancía cara, pero sin valor.
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