El Feyenoord presentó este martes su candidatura a pelear por el pase a octavos de final de la Liga de Campeones en el grupo del Atlético de Madrid y el Lazio con un triunfo de oficio (2-0) ante un Celtic de Glasgow que apenas le generó problemas.
Como si el tiempo se hubiera congelado y no hubiera pasado más de medio siglo, ambos conjuntos ofrecieron en la primera parte un fútbol más propio de aquel año 1970 en el que se enfrentaron en la final de la Copa de Europa con triunfo de los neerlandeses en la prórroga. Mucho empuje y escaso virtuosismo.
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Había además, como en aquella ocasión, miedo a perder. La necesidad de empezar el torneo con buen pie para mantener la ilusión de seguir viajando por Europa a la conclusión de la fase de grupos hizo que unos y otros se mantuvieran a la expectativa, tentando a su rival a adelantar la presión para desubicarle.
En ese contexto, donde zurcir una jugada digna de elogio era demasiado pedir, las acciones aisladas eran la única esperanza de ver goles. Una cabalgada de Daizen Maeda que terminó con un tiro raso desviado por Timon Wellenreuther, un disparo de Quilindschy Hartman tapado por un defensa, dos golpeos lejanos de Yankuba Minteh que apenas inquietaron... Nada que justificase el pago de la entrada.
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Sin embargo, justo antes del descanso, se hizo la luz. En una jugada de estrategia Dávid Hancko se agachó tras situarse en la barrera y, lo que parecía un inofensivo golpeo lejano de falta de Calvin Stengs, acabó sorprendiendo a Joe Hart tras botar en el borde del área pequeña.
El túnel de vestuarios fue a su vez un túnel del tiempo y, a la vuelta del descanso, se hizo el color donde solo parecía haber blanco y negro. Envalentonado por el tanto el Feyenoord salió con vértigo, generando incertidumbre con centros laterales hasta que Gustaf Lagerbielke estiró el brazo dentro del área cortando una internada de Igor Paixao.
Aparte de derivar en el penalti, la falta provocó la segunda amarilla y la expulsión del sueco. Le pegó el propio Paixao flojo y al centro, un caramelo para Hart, que le negó el tanto al delantero y le provocó un profundo disgusto que se fue rumiando al banquillo.
¡Llegó el segundo! ⚽
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Jahanbakhsh aprovechó un mal rechace y mandó el balón al fondo de las redes.
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Desde allí vio cómo las cosas se ponían más propicias para los suyos. Una entrada mal medida de Odin Thiago Holm sobre Matts Wieffer, con los tacos por delante y a media altura, le valió la roja directa. Pudo además costarle el 2-0 a los escoceses pero la diana de Luitsharel Geertruida tras el lanzamiento de falta, aprovechando el despiste del Celtic, fue anulada por fuera de juego.
No anotó ahí el anfitrión, pero lo hizo poco después cuando un desvío de cabeza de Mikey Johnston dejó un balón muerto en los pies de Alireza Jahanbakhsh. No desaprovechó la oportunidad el iraní, que le pegó con furia para ampliar la renta. Con dos menos y dos goles abajo, se diluyó el cuadro de Glasgow. Pero no pudo hacer más sangre el Feyenoord, al que le anularon otro gol por posición antirreglamentaria, este de Ondrej Lingr.