Muchos ya lo definen no solo como el canto de Portugal, sino de toda la Eurocopa. “Poco importa si jugamos bien o mal, nos llevamos la Copa para Portugal”, cantaban, tanto en el vestuario como en el bus, los jugadores del último campeón de la Eurocopa Francia 2016.
No obstante, es la verdad. Es casi un dogma en el fútbol que las finales no se juegan bien, se ganan. Cuando el aficionado mira a su equipo levantar la Copa olvida todo lo que pasó en la cancha. La alegría desbordante relega al análisis.
Los jugadores de esta selección de Portugal celebran porque ya están en la historia. Consiguieron el primer trofeo para su país, pese a que muy pocos lo tenían como favorito. Incluso en la final, la mayoría pensaba que serían los anfitriones los que terminarían quedándose con el título.
El equipo que dirige Fernando Costa Santos no generó muchos ataques, sin embargo, presentaron una gran actuación en defensa. La figura de Pepe apareció en la zaga central y el portero Rui Patricio tuvo una de sus mejores actuaciones en el torneo.
Ahora festejan. Nadie los iba a felicitar si jugaban bien y perdían. Llevan el trofeo a su país y ya son héroes. El técnico planteo bien el partido y supo reorganizar a sus jugadores tras la imprevista salida de Cristiano Ronaldo, por lesión. Fue merecido. Portugal fue el mejor de la Eurocopa.
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