¿Qué esperar del Perú de Fossati en 2024 y por qué no hay que ilusionarnos tanto?

Lo primero es notar un cambio de actitud en la bicolor. Como se sabe, uno de los aspectos más criticados del proceso anterior con Juan Reynoso era la falta de compromiso de algunos jugadores en la cancha, la poca responsabilidad que asumían en situaciones determinantes durante los partidos por clasificatorias. Y mejorar eso implica motivar al futbolista, sobre todo a los más experimentados, convenciéndolos de qué es lo que se quiere alcanzar en poco tiempo. Más allá de jugar bien o mal, es posible cambiar de actitud de un partido a otro. Sucede en el fútbol casi siempre. Sin embargo, es necesario comprometerse con este nuevo comando técnico y convencerse de que ir al Mundial sigue siendo una opción factible.

El siguiente paso es jugar mejor de lo que veníamos jugando, o al menos acercarse a eso. Construir una idea de juego requiere tiempo de trabajo, dedicación y profesionalismo. No se hace de un momento a otro. Es un proceso que demanda sacrificio. La imagen que dejó la bicolor en las primeras seis fechas de las Eliminatorias fue la de un equipo sin propuestas, poco ofensivo y desordenado. La idea es mejorar esas falencias o sentar las bases para lo que vendrá después. Fossati tendrá siete partidos antes de debutar en las clasificatorias y, por lo menos, su equipo debe mostrar indicios de lo que busca. Proponer, ser ofensivos y tener gol son recursos que se pueden conseguir en un tiempo prudente.

Como todo es un proceso, en el camino es necesario encontrar un equipo base en el cual apoyarse para conseguir la clasificación al Mundial 2026. Reynoso trabajó poco en eso, nunca repitió un once titular, cambió jugadores de acuerdo al rival de turno y tampoco pudo consolidar a otros. Fossati, en cambio, acostumbra a repetir un equipo y un sistema de juego, tal y como lo hizo en Universitario, y es muy probable que apueste por lo mismo en la bicolor. Futbolistas como Pedro Gallese, Yoshimar Yotún y Gianluca Lapadula son los más experimentados, y sobre ellos recae gran parte de la responsabilidad. Pero hay que sumar a los más jóvenes, sobre todo a aquellos como Piero Quispe, Joao Grimaldo y Franco Zanelatto, quienes vienen de debutar en la selección y tienen ganas de mostrarse.

¿Por qué no ilusionarse tanto con Fossati?

Con lo anterior, los resultados caerán por su propio peso. Es imposible garantizar que Perú volverá a ser el de antes y conseguirá la clasificación al Mundial, pero al menos se puede tener la certeza de ir por el camino correcto. Es normal que haya ilusión con el cambio de entrenador; no obstante, hay que tener los pies sobre la tierra y recordar que el ciclo de Fossati recién empieza. El uruguayo tiene menos de un año trabajando en nuestro país, necesita tiempo para plasmar su idea en la selección y un margen de error prudente.

La selección que Fossati asumirá es una que está última en las Eliminatorias, no gana hace siete partidos (incluyendo la derrota ante Japón en el amistoso), solo ha marcado dos goles en ese lapso y no destaca por sus estrellas. Entonces, más allá de que urgen los buenos resultados para remontar en la tabla de posiciones y soñar con la clasificación, el paso a paso es de suma importancia. Siete partidos, como mínimo, serán los que Fossati tendrá antes de las Eliminatorias y servirán para evaluar qué tan bien o mal nos va. Hay que tener mesura y optimismo.

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