El 21 de agosto de 2016 Maracaná albergó la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Ni cinco meses después de tal cita, el estado de las instalaciones del estadio son deplorables. Asientos rotos, césped sin cuidar, cables sueltos, exteriores abandonados, agujeros en el techo,...es la viva imagen de abandono. Han robado mangueras, televisiones, extintores,...
Maracaná lleva toda su vida siendo uno de los estadio con más historia en el mundo del fútbol. Es el estadio más grande Brasil y durante mucho tiempo también fue el más grande del mundo. Albergó las finales de los Mundiales de 1950 y la de 2014. Para esta última, Maracaná vivió una gran reforma en la que se invirtió una elevada cantidad de dinero. Lo mismo que sucedió en 2016 para que albergara numerosas citas de los Juegos Olímpicos de Río. El icono del Mundial de 2014 y de los JJ OO de 2016 está en ruinas.
A día de hoy, su situación no es la mejor. Flamengo y Fluminense juegan sus partidos de la liga brasileña en él, aunque después de numerosos robos y la dejadez por parte del Ayuntamiento de Río estarían pensando en cambiar su sede. La Federación de Fútbol de Río ha mandado una nota en la que explica los constantes saqueos que se están sucediendo en Maracaná y pide a Maracana S.A. que se haga cargo de los problemas ocasionados. La empresa está al margen y no se pronuncia sobre este asunto.