Daniel May no le iba al Liverpool. Daniel May nunca conoció Liverpool. A Daniel May ni siquiera le gustaba el futbol. Nada de lo anterior significó ni media traba para que al minuto 25 en la tribuna visitante, ahí donde se pararon los más fieles aficionados Reds, se desplegara una bandera que honraba la memoria de Daniel May. El acto destapó un emotivo clamor en todo el estadio. Liverpool venció 0-1 al Plymouth Argyle y avanzó de ronda en la FA Cup, un dato irrelevante que a nadie debe importarle.
Daniel, chico ciego que sufría parálisis en brazos, piernas y cerebro se encontraba bien cuando su padre atravesó más de media Inglaterra para ver a su equipo, el Plymouth de cuarta división, jugar en el mítico Anfield. Cuando entró al estadio, a Kevin le atrapó la noticia: su hijo, ahora a seis horas de distancia, había sufrido un ataque cardiaco. Minutos después, Daniel murió en el hospital a los 25 años.
El devastado padre, preso de histeria y zozobra en las tribunas del campo rival, fue consolado por distintos empleados del Liverpool a medio partido. De vuelta a casa, compartió su experiencia en Facebook. Seis días después Liverpool y el diminuto Plymouth se enfrentarían de nuevo, tiempo suficiente para que un aficionado del equipo rival compartiera la historia de Kevin y su hijo Daniel. Su iniciativa: recaudar 100 libras para financiar una bandera que rezara "RIP Daniel May, You'll Never Walk Alone", en una colecta que, al momento de escribir esta columna, supera ya las 3,500 libras donadas por aficionados del Liverpool. El excedente será donado al hospital que atendió a Daniel May.
El Liverpool, campeón por última vez en 1990, nunca ha ganado la Premier League. Hace años dejó de ser el equipo más ganador de Inglaterra. El rendimiento del equipo ha oscilado entre el bien y el más o menos. El nivel de su afición, por el contrario, nunca decepciona y cada año va a más. Siempre gana caminando.
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