No debe haber sido fácil para Claudio Bravo observar desde el banco la victoria del Manchester City ante Mónaco. Hasta ahora el chileno había perdido la titularidad en la Premier League, pero hacerlo en la Champions era otra cosa. Era ver como se derrumbaba uno de los grandes motivos por los que decidió dejar el Barcelona.
El capitán de la Roja firmó por el club inglés por 20 millones de euros, y la confianza de Guardiola, que le prometía protagonismo y jugar todas las competencias. Seis meses más tarde, lo único que le queda es la FA Cup, donde cumplió una buena actuación el fin de semana ante el Huddersfield Town.
En un mes cambió todo para Bravo, que perdió la confianza del técnico tras la derrota ante Everton por 4-0 el 15 de enero en desmedro de Willy Caballero, y ha visto como su equipo inició tras esa caída una racha de siete partidos sin perder; cuatro de ellos con el arco en cero.
El chileno vive así uno de sus peores momentos desde que llegó a Europa. Sólo comparado a la temporada en la que fue suplente en la Real Sociedad, pero cuando aún no tenía la experiencia, los títulos, y el cartel actual, que lo ubica entre los mejores porteros del mundo.
Un escenario que se produce además a sólo un mes del duelo entre Chile y Argentina por Clasificatorias, y donde Bravo llegará sin muchos minutos de juego, pero con la oportunidad de jugar en un lugar donde tiene el puesto asegurado y la confianza del resto.