Aunque quizás te sorprenda, el exdictador Muammar Gadafi, quien tomó el poder de Libia por más de 45 años, tiene un hijo futbolista llamado Al-Saadi. El heredero supo aprovechar su posición privilegiada para lograr jugar en dos de los equipos más importantes de la Serie A de Italia.
Además, el tercer hijo de Gadafi presidió la Federación Libia de Fútbol, fue accionista del Juventus de Turín y dueño de un tercio del paquete accionarial de la Triestina. Incluso intentó hacerse con el control del Lazio, víctima de una crisis económica. Aunque no logró su objetivo, al menos, le permitió entrenarse con los jugadores del club turinés.
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La carrera futbolista de Gadafi
Al-Saadi Gadafi nunca fue una joven promesa del fútbol, ya que su carrera comenzó cuando tenía 27 años. Debutó profesionalmente en el 2001 con el club Al-Ahly Tripoli de su país y luego pasó al Al-Ittihad, también libio.
Dos años después fue fichado por el Perugia, uno de los equipos más respetados de la Serie A. Según algunos periodistas, el engreído de Gadafi desembolsó grandes cantidades de dinero para formar parte del plantel, aunque también se presume que el Porugia lo fichó como parte de una estrategia publicitaria, porque, si bien tenía nociones del fútbol, en definitiva no era un buen jugador.
Lo más sorprendente de todo es que, en una de sus primeras convocatorias con el equipo italiano, Al-Saadi fue seleccionado para pasar un control antidopaje. El libio ni siquiera pudo pisar el terreno de juego porque detectaron sustancias dopantes en su interior, por lo que pasó tres meses sin poder jugar al fútbol. Apenas pudo diputar un partido en total y, para mayor sorpresa, fue vendido en el 2005 por 300.000 euros a un club mejor: el Udinese.
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En el Udinese jugó otro partido más y fue traspasado al Sampdoria en la temporada 2006-2007. En esta institución, el entrenador no le dio ni la opción de debutar, por lo que, finalizada la temporada, el hijo futbolista de Gadafi terminó su carrera a la edad de 35 años.
Al-Saadi en prisión
En el 2014, siete años después de dejar su carrera como futbolista, Al Saadi fue encarcelado en Trípoli, acusado de diferentes crímenes, como difamación, amenazas e inclusive asesinato. El tribunal libio decidió ordenar su liberación tras siete años al considerarlo inocente de los delitos que se le imputaban.
En Libia, el exdeportista también fue acusado de amañar diversos partidos y de estar detrás del tremendo incidente entre los dos principales equipos de dicho país, que desató una violenta represión y llevó a Al Gadafi a ordenar la destrucción del estadio de Bengazi, segunda ciudad del país árabe.