“En la guagua se quedó el olor de tu perfume/ Tú ere’ una bellacos, yo soy un bellaco/ Eso e’ lo que no’ une, ella sabe que está buenota y no la presumen...”. Esa era la música que escuchaba mientras salí a dar una vuelta a la manzana cuando dieron las doce campanadas y llegaba el 2023. La semana pasada dije que no soy de cábalas, pero intenté por última vez a ver si esta vez viajo más allá de mi tierra Chincha. La verdad que no entiendo a la chibolada de ahora, pero es su rollo, su gusto por este tipo de canciones. A mí no me atrae Bad Bunny, yo soy más salsero,me gusta El Gran Combo.
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Ahora, los jóvenes pagan 2 mil soles por ir a su concierto. Los tonos por la llegada del 2023 estaba a todo dar y las chicas, con vaso de chela en la mano, cantaban: “Tú no eres bebecita, tú eres bebesota...” Y mueven sus cuerpos tan sugerentes que no dejan nada a la imaginación. Los ‘Año Nuevo’ de mi época eran otra cosa. Por eso, mientras caminaba con mi maleta por la cuadra me acordé de dos momentos cuando recibí el nuevo año.
FELIZ ROBO NUEVO
En 1999, mi famoso auto Mazda rojo fue protagonista. Lo equipé con woofers, mascarilla y unos parlantes espectaculares. Lo estacioné en una zona de ‘La calera’, en Surquillo, donde visité a una ‘amiguita’ que se había quedado solita, porque su familia viajó a Lunahuaná. Le toqué el intercomunicador a las 11 de la noche. Me quiso invitar panetón y tenía una sed bárbara. Sacamos ‘chelas’ de la refrigeradora y la cargué, como recién casados, hasta su alcoba. “Faltan 5 para las 12 y el año va a terminar. Me voy corriendo a mi casa a abrazar a mi mamá...”. La salsa de Gabino Pampini retumbaba mis oídos. Los cuetes hacian bulla, la gente se daba abrazos en la calle a las 12 y yo en plena faena.
Descansamos, brindábamos y de pronto, gritos desde la calle: “¡Rateros, rateros!” y yo pensaba: “Quién será ese piña que le roban empezando el año”. Yo seguía disfrutando de mi momento. Al rato se calmaron y yo también. Bajé por más cerveza, abrí la nevera y no había ni un pomo. Recogí las llaves de mi auto que estaban en el sillón y salí para comprar un ‘cortito’. Cuando salí a la calle me di cuenta que mi Mazda rojo tenía las lunas abajo. Me dio escalofríos. Me acerqué y vi que no me dejaron ni un casete. No habia radio con woofers y hasta se habían llevado mis cuatro llantas. Se me quitaron todas las ganas de seguir tomando y celebrando. Gané arriba, pero perdí abajo.
RECIBÍ EL AÑO CON UVA ITALIANA
Un año después, decidí recibir el cambio de siglo en una cubanada organizada por Lucho Mendoza, en el jirón Pilcomayo. Tres soles la entrada. Chicas para todos los gustos. Aparecí a las 10 de la noche con mi mejor ropero. Después de varias vueltitas me acerqué a una chica: “Amiga, ¿crees en el amor a primera vista o vuelvo a pasar?”. Ella sonrió, me contó que tenía sangre italiana y era hincha de Cristal.
Nos acomodamos casi en una esquina de la pista. Por la bulla, le hablaba al oído y le rozaba mis labios por su orejita. Le servía ‘cepillado’ y seguía charlando con naturalidad. Recién a las 5 de la madrugada nos tomamos de la mano. A las 10 de la mañana, con el cuento de llevarla a su casa, cambié la ruta al hotel ‘Kariokos’, en Lince.
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Cuando se percató de mis intenciones, se enojó y muy seria me cuadró: “El primer día no me voy a ir contigo a la cama”. Rápidamente repliqué con sabiduría de la calle: “Ya estamos en un nuevo siglo, hay que ser open mind”. Volvió a sonreír. Solita subió al cuarto y nos quedamos hasta las 8 de la noche. No llevamos ‘cuetones’ ni ‘ratablanca’, pero hicimos más ruido que en una fiesta patronal con ‘vaca loca’ . A ella, su ropa interior amarilla le trajo suerte. Pudo disfrutarme en mi mejor momento. A diferencia de un año antes, mi Mazda rojo terminó intacto y yo pude disfrutar el Año Nuevo sin preocupaciones. Se me pasó el susto.
Este 31 de diciembre que pasó brindé por todos mis lectores para que Dios los bendiga y el 2023 sea mucho mejor. Que la hayan pasado bien. No importa si bailando con Bad Bunny o escuchando salsita o cumbia. La cosa es que hay que divertirse, cada quien a su manera. Yo siempre tengo asegurada la música y mi ‘banquete’. Nos vemos el próximo jueves..
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