En mayo del 2022, Lhakpa Sherpa consiguió su décima ascensión al Everest como un reto personal tras sufrir malos tratos y autofinanciarse trabajando limpiando casas y en un supermercado.
Eran las 6:30 de la mañana del 12 de mayo del año pasado, cuando Sherpa consiguió coronar, por décima vez, el Chomolungma (Everest en nepalí), y se convertía en la mujer que más veces lo había hecho.
Pero, llegar a la cima por décima vez no ha sido lo más impresionante que ha realizado sino cómo lo hizo.
Nacida en la región de Makalu en 1973, compartió su niñez con 10 hermanos, que también acumulan varios récords relacionados con la mítica montaña y sus ascensiones: su hermana pequeña, Mingma, llegó a la cima con 15 años siendo la mujer más joven en coronarla; su hermano Gelu subió hasta 8 veces en 2016; tres hermanos de Lhakpa Sherpa llegaron el mismo día a la cumbre siendo los primeros en conseguirlo juntos y su hermano mayor ha hecho cumbre en 11 ocasiones. Crecieron en una casa sin electricidad, las niñas no iban a la escuela y empezó ayudando a un tío, a finales de los ochenta, como ayudante de cocina y guía de los grupos de montañeros.
El 2000 fue la primera ascensión de Lhakpa al Everest y también fue cuando conoció a su esposo, George Dijmarescu. Volvió a llegar a la cumbre en 2001 y en 2002 se mudaron a Estados Unidos. Regresó en el 2003, 2004, 2005 y 2006.
Volvió al Everest 10 años después para su séptimo ascenso y lo hizo con material prestado, como una máscara de oxígeno, de 50 años de antigüedad; y tuvo que ahorrar para los dos meses que estaría fuera, sin patrocinios, ni entrenadores, ni nutriólogos que la prepararan.
Luchó económicamente para volver a la cima en 2017 y 2018.
También tiene el reconocimiento de haber sido la primera mujer nepalí en llegar a la cima y regresar con vida (en el año 2000). Pasang Lhamu Sherpa había coronado la cumbre en 1993, pero falleció en el descenso, y el montañero lituano Vladas Vitkauskas, primer báltico en llegar a los 8 mil 848 metros, bajó su cuerpo inerte al campo base.
Su marido subió a la montaña en nueve ocasiones y cuenta la leyenda que escapó de la Rumanía de Ceausescu cruzando a nado el Danubio, llegó a Yugoslavia y a Italia, y pidió asilo político a EE.UU. Varios montañeros lo describen como un hombre de temperamento fuerte, de mal genio y violento, que ya en 2004 golpeó a Lhakpa y la amenazó durante una expedición. Los maltratos se repitieron con el nacimiento de su primera hija y los problemas económicos que pasaba la pareja se recrudecieron con el diagnóstico de cáncer de George en 2008.
Fue una temporada complicada. En 2012 recibían cupones de alimentos. Después de varios ataques y hospitalizaciones, la pareja se divorció y Lhakpa consiguió la custodia de sus dos hijas.
Tuvo que ponerse a trabajar limpiando casas o haciendo de cajera de un supermercado. Había que pagar la hipoteca, la escuela, los seguros y facturas, pero con un salario mínimo se hacía harto complicado.
Consciente de que un mal paso, un alud o un nudo mal atado podría significar la muerte. Por eso, en 2018, creó una agencia de guías de montaña y trekking que organiza expediciones al Nepal. Tiene la ventaja del idioma y un perfecto conocimiento del terreno. Además quiere rodar un documental por el que está buscando financiación.
Cuestionada sobre su enorme capacidad de resiliencia y confianza, contesta que “haces una promesa y la cumples y tras cumplirla, renuevas la confianza en ti misma, en el compañero de escalada, en la montaña. Si no confías, mueres”.
EORM