Un penalti fallado por Lorenzo Pellegrini en el primer tiempo y la lesión del argentino Paulo Dybala frustraron una buena puesta en escena del Roma en Países Bajos, en detrimento de un Feyenoord que aprovechó su momento y que defenderá en el Olímpico de Roma la mínima ventaja (1-0) que obtuvo en casa.
No fue una noche buena del Roma en el estadio De Kuip de Róterdam, en lo que fue la reedición de la final de la Liga Conferencia del pasado año que tan buenos recuerdos trae a la Loba, que acabó levantando el título.
Ya no tanto por el resultado, sino por la baja de Paulo Dybala, el hombre más importante del esquema de Mourinho que tuvo que ser sustituido en el minuto 24; la lesión del inglés Tammy Abraham en el hombro; el penalti fallado por su capitán en la primera parte que pudo significar la ventaja justo antes del descanso y las ocasiones claras que desaprovechó el equipo en la segunda mitad.
De hecho, Pellegrini, que erró la pena máxima, fue también sustituido en el descanso, lo que cambió por completo el tridente de gala ofensivo del luso José Mourinho, que vio cómo pasó de unos primeros buenos compases, mandando en casa de su rival, a verse incapaz ante los neerlandeses en la segunda mitad, desacertado y desactivado en los últimos metros de un choque en el que mereció más.
Basado de nuevo en la solidez defensiva con su habitual línea de tres centrales, el Roma comenzó con mejores sensaciones que los locales en un estadio sin afición visitante, como también ocurrirá en la vuelta. Una sensación de superioridad que se fue diluyendo poco a poco tras la marcha de Dybala, pero que volvió a recobrar cuando un balón botado en un saque de esquina impactó directamente en el brazo de Wieffer.
Pellegrini, sin la Joya en el campo, tomó al responsabilidad desde los once metros. El capitán, indiscutible en el once, no está cuajando su mejor temporada, mermado también por las lesiones, y tuvo la oportunidad de encarrilarla con un importante gol. Pero ajustó demasiado y el balón se estrelló en la madera.
El inicio de la segunda mitad fue para el Feyenoord. Los locales sacaron provecho de la poca chispa romanista en ataque y del emparejamiento Idrissi-Zalewski en el perfil zurdo, desde el que precisamente llegó el gol.
El extremo marroquí encaró al carrilero polaco y le superó con facilidad para sacar un centro a la frontal del área que enganchó el que hacía pocos minutos había sido el villano en Róterdam, un Wieffer que pasó de provocar un penalti , con un remate de volea picado, abrir el marcador y dar la ventaja en una de las pocas llegadas claras de su equipo.
El gol aturdió unos minutos al Roma, que estaba viviendo una tarde con demasiado para digerir en su contra, a lo que tuvo que sumar el cambio de Abraham por una lesión en el hombro. El tridente pasó a ser formado por Belotti, El Shaarawy y Wijnaldum. No se amilanó el Roma y se recompuso, especialmente a través de una de sus especialidades como es el balón parado. En una de esas acciones, Ibáñez rozó el empate con un testarazo que sacó bajo palos la zaga local.
Lo intentó sin éxito hasta el final el conjunto romano, hundiendo a un Feyenoord que supo resistir y que se bastó del gol de Wieffer, de ese gran momento de superioridad, para llevarse la ventaja a Italia. El Estadio Olímpico de Roma, otro de los argumentos en los que se apoyará el combinado 'giallorosso', dictará sentencia la próxima semana en una eliminatoria más que abierta, en lo que será otra gran noche europea en la capital italiana.
DAO