Las tribunas de una de las canchas alternas del América estaban repletas de padres de familia. Se jugaba la Final de la Copa Danone, ese prestigioso torneo que brinda a chicos entres los 11 y 12 años, la posibilidad de acariciar su sueño y sentirse profesionales. Dos de las mejores canteras de México exhibían a jóvenes promesas en el campo: Chivas y Atlas.
En pleno día del padre, una veintena de estos se dio cita para apoyar a sus pequeños, sin importar el resultado final y con la firme encomienda de brindar su presencia y apoyo. Papá, a cualquier edad, siempre es referente. En la cancha, a pesar de las inclemencias propias de la temperatura (27 grados) y de la presión de ganar el título, los muchachos hicieron su máximo esfuerzo.
Se jugaban los minutos finales del primer tiempo, cuando en un contragolpe, los rojiblancos consumaron su eficacia e inauguraron el electrónico, vía una potente definición en el área. Caras largas de los atlistas en el entretiempo, pero eso sí, el ánimo de papá no podía faltar; "Con calma, ahorita remontan. Confianza", le decía uno de ellos desde las gradas.
El complemento no fue muy diferente en cuanto a lo que respecta a Chivas; con la tranquilidad que les otorgó el primer gol, los rojiblancos se fueron al frente y en tres ocasiones aumentaron el marcador. La filial rojiblanca se adjudicó el campeonato de la Copa Danone y con ello, el derecho de representar a México en la fase internacional del certamen, a llevarse a cabo en septiembre, en Nueva York.
Los goles de la filial del Guadalajara 05 corrieron por cuenta de Mario Santos, Carlos Lobato y un doblete de Ricardo Peraza... Pero sin importar el resultado, ahí estuvo el aliento de papá, para arropar en la victoria y en la derrota. Este es el mensaje de la Copa Danone y la esencia del propio torneo.