El 29 de junio de 1986, la selección argentina de futbol consiguió su segunda Copa del Mundo de la mano de su súper estrella, Diego Armando Maradona, al vencer a Alemania 3-2, en la final celebrada en el Estadio Azteca.
A pesar de tener a varios jugadores referentes, los argentinos no convencían, pero tras pasar la fase de grupos y vencer a Uruguay, Inglaterra con la ayuda de la “Mano de Dios”, y a Bélgica en semifinales, lograron hacerse de la confianza necesaria para enfrentar la final.
Por su parte, los dirigidos por el legendario Franz Beckenbauer quedaron en segundo lugar de grupo y tuvieron que pasar por Marruecos; México en cuartos de final y Francia en semifinales; pero sin demostrar un futbol que convenciera, pues a los africanos les ganaron por la mínima diferencia, con los anfitriones llegaron a penales y con los galos anotaron dos tantos.
Para el encuentro, el entonces técnico de Argentina, Carlos Bilardo, alineó a Pumpido, Batista, Brown, Burruchaga, Cuciuffo, Maradona, Valdano, Enrique, Giusti, Olarticoechea y Ruggeri.
Mientras que Beckenbauer mandó a la cancha a Schumacher, Briegel, Brehme, Forster, Eder, Matthaeus, Magath, Rummenigge, Jakobs, Allofs y Berthold.
La “albiceleste” comenzó por dominar al conjunto bávaro y a los 22 minutos José Brown ya había adelantado el marcador con un remate de cabeza, al 55, Jorge Valdano anotó el segundo tanto que parecía acabar con las esperanzas de los alemanes.
Sin embargo, los teutones sembraron pánico tanto a jugadores como aficionados argentinos, tras anotar al 74 y al 80 y empatar el encuentro.
La tensión y los nervios dominaron a los seguidores que se encontraban en “El Coloso de Santa Úrsula”, y para aumentar más le emoción y hacer de ese Mundial una de sus participaciones más memorables, Maradona asistió de una manera sublime a Burruchaga, quien marcó para finiquitar el encuentro y proclamarse campeones.