Eran finales del mes de agosto pasado, cuando un boletín de prensa anunciaba un adiós que parecía lógico. La directiva de Pumas hacía oficial el cese de Francisco Palencia, luego de que el equipo sumara seis de 18 puntos disponibles en el Torneo Apertura 2017. El equipo del Pedregal tenía dos derrotas a cuestas, aunque también podría haberse considerado que faltó paciencia para un entrenador que tenía poco más de un año en el cargo y que ya les había calificado a la Liguilla. Aún así, los números sepultaron la gestión de Paco, sin mencionar que el equipo carecía de una identidad en el campo.
Dicho certamen fue concluido por David Patiño, antes auxiliar de Palencia, de manera emergente y tratando de rescatar la mayor cantidad de puntos posibles; antes, un interinato de Sergio Egea, que pasó de director deportivo a entrenador. El Clausura 2018 pintaba como una nueva oportunidad para Universidad Nacional, con la intención de que todo mejorara, con refuerzos como Matías Alustiza y Alejandro Arribas de por medio. De hecho, las primeras seis fechas, con 14 unidades a cuestas, parecían darle la razón a los altos mandos del club y a la sinergia de trabajo del miso Patiño.
Sin embargo, la actualidad es muy diferente en Universidad. Desde el pasado 14 de febrero, Pumas completa siete encuentros de Liga sin triunfo, con tres empates registrados, consiguiendo tres unidades de 21 en juego, con cifras más alarmantes que las que terminaron por sepultar la continuidad de Francisco Palencia. A pesar de todo, incluyendo el empate frente a Necaxa de este domingo, el conjunto auriazul mantiene posibilidades por calificar a la Liguilla, a falta de conseguir, como mínimo, nueve puntos de los 12 que quedan.