Jesús Corona está curtido con una gruesa capa de decepciones. Con más de 10 años como guardián celeste ha vivido las peores ‘cruzazuleadas’ que se recuerden; sin embargo, torneo a torneo se reinventa y lo vuelve a intentar, persigue el título de Liga pese a la incredulidad casi general. Es necio.
Hoy, Chuy tiene 40 años y ya desde hace un par algunos lo daban por jubilado, sobre todo cuando llegó Sebastián Jurado a Cruz Azul y estaba llamado a ser su sucesor.
En más de una década como celeste, en donde ha entregado la mejor y la peor versión de su carrera, se le suele condenar en cada fracaso, sea o no responsable, tenga o no peso en el resultado final.
Esto difícilmente merma el ánimo de un guardameta histórico en México, que en su momento no tuvo competencia y logró unificar criterios en torno a su grandeza.
Es una realidad que hoy en día Corona está más cerca de la puerta de salida, pero no quiere irse sin el mayor de los anhelos y obsesiones del equipo que lo arropó y en donde se convirtió en un símbolo… El título de Liga.
En la Semifinal de Vuelta ante Pachuca tuvo dos intervenciones decisivas que evitaron una nueva decepción: primero un tiro potente abajo de Víctor Guzmán que tenía las peores intenciones, y después un cabezazo a quemarropa al que le metió las manos por mero instinto.
Esta vez no dejó duda de que fue ‘factor’ a favor de los suyos: “Para aspirar al campeonato tienes que ser fuerte”, dijo ya con la tranquilidad del pase a la Final, y reafirmando que la veteranía no ha mermado sus condiciones físicas, y sí le brindó una madurez envidiable.
Como tantas otras ocasiones, Cruz Azul luce muy cerca del campeonato, parte como máximo favorito ante Santos luego de una temporada histórica en la que hilvanó 12 victorias tras un inicio titubeante; sin embargo, es de sobra conocido que este equipo no ofrece certezas.
Lo único seguro es que con Jesús Corona como guardián, el mismo al que daban por ‘jubilado’, La Máquina lo volverá a intentar. Son más de 23 años de sequía, pero el sueño de este necio ‘cuarentón’ otra vez está al alcance de sus guantes.