LOS ÁNGELES -- Héroe olímpico, Guerrero eterno de Santos Laguna y respetado en El Nido de Coapa, hoy, Oribe Peralta debe ser el más repudiado por la afición de Chivas, sí, la afición de su propio equipo, donde hoy, quiéralo o no, se acerca, con la frente marchita, al retiro.
Ha sido visto como un intruso por la propia afición de Chivas. Pero, Oribe poco se preocupa por cambiar esa percepción. Chacotea con americanistas y presume el amor inquebrantable por el equipo de La Comarca.
Y además, una promesa incumplida: “Decía que me gustaba darle (flagelar) a Chivas, lo dije, es cierto, pero ahora vengo a darle alegrías”, aseguró el día de su presentación, hace más de 15 meses. No ha ocurrido, esas alegrías no han llegado.
Para este sábado, Oribe Peralta es la única bayoneta disponible en el menguado, exiguo, oxidado arsenal del Guadalajara. Triste escenario si Chivas debe embestir a las Águilas con una bayoneta roma y rota, que desfallece por Santos y suspira por el América.
Ha sido la broma más costosa en la historia de Chivas. Humor negro. Necrófilo casi. Chivas ha pagado a Oribe Peralta cinco millones de dólares en dos años de contrato, un gol en la Liga MX, e incontables frustraciones.
José Luis Higuera arremetió, de un chascarrillo, a una puñalada trapera contra la institución que depósito –bobaliconamente--, fe y chequera en él. #ElPelagatos2.0, inmortalizado así por Ricardo Peláez, reconoció que la llegada de Oribe Peralta al Guadalajara comenzó como una broma. Hoy, El Cepillo es una sátira, una burla de sí mismo.
“Empezó en broma, de chiste (buscar a Oribe), y se hizo realidad”, declaró #ElPelagatos2.0 a Marca Claro. Hoy, Higuera y Oribe conforman la mancuerna del epítome del humor negro.
Tal vez en esa verbena entre pésimos bufones, intervino el promotor de Peralta, Salvador Necochea, quien realizó numerosas y jugosas transacciones, todas fallidas, lamentables, con Higuera, y en detrimento de Chivas, incluyendo la del Gullit Peña.
Obviamente en Coapa aún se ríen de Amaury Vergara, porque les libró de un costosísimo lastre. Es el precio elevado que hay que pagar por saber más, supuestamente, de cine que de futbol.
Leyenda, por sus referencias como goleador, como el héroe indiscutible detrás de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, Oribe Peralta ha sido un ermitaño del futbol en el Guadalajara. Vive en un retiro activo. Era ya un jugador en proceso de degeneración futbolística. Todos lo veían, obvio, menos Amaury.
En más de dos años, Oribe suma dos goles y tres asistencias, en todas las competencias. La afición le recrimina su absoluta ineficiencia, mientras él disfruta de su fondo de retiro con el Guadalajara.
Según explicó hace unos días, Peralta no se siente obligado a hacer goles con Chivas, y no se valora correctamente su funcionamiento.
“El definir a un delantero por si tiene ocasiones de gol o no, creo que eso lo hacen personas que no conocen lo que es el futbol. El futbol es un juego de conjunto, donde pueden participar todos y donde cualquiera puede tener una oportunidad de gol. Entonces, no porque seas delantero tienes obligatoriamente que tener las opciones de gol”, dijo, y lo dijo con una seriedad absoluta.
Incluso, folklóricamente se compara con el francés Karim Benzema, quien en este torneo español ha participado en 15 goles del Real Madrid, con ocho anotaciones y siete asistencias, en seis partidos.
“Para mí un delantero es mucho más que hacer goles. Puedo nombrar a uno como Benzema, que cuando estaba Cristiano Ronaldo en el Madrid, Benzema hacía muchísimos movimientos para generarle espacios a Cristiano, y Cristiano terminaba siendo el goleador. Pero para mí era muchísimo más valiosa la labor que hacía Benzema”, explicaba Oribe Peralta, con su récord tintineando: dos goles y tres asistencias en casi dos años y medio.
Sin embargo, curiosamente, el día de su presentación con El Rebaño, el 19 de junio de 2019, Oribe Peralta reconoció su obligación fundamental: hacer goles.
“Los goles son consecuencia de muchas cosas, pero entre más goles haga, mejor le irá al equipo. Trataré de aportar la mayor parte de goles posibles para que Chivas pelee por el campeonato”. Por lo pronto, su cuota ha sido raquítica. Tienen más camarones las sopas instantáneas, que él anotaciones con Chivas.
Enamorado de Torreón y del Santos Laguna, agradecido eternamente con el América, el resto de sus pocos afectos los deposita en Chivas, y asegura que espera que le renueven el contrato con el Guadalajara, pero no por su eficiencia goleadora, sino porque “genera buena onda en el vestidor y entre los chavos”, según la explicación semi institucional.
De cara al Clásico de este sábado, Oribe Peralta podría ser tomado en cuenta. Marcelo Michel Leaño, el interino del Guadalajara, ha ensayado con él en el ataque. Alexis Vega y El Chelo Zaldívar están entre algodones.
La afición de Chivas se mantiene escéptica en redes sociales. No sólo por la presencia de Leaño en el timón, si no que tampoco olvidan aquel desplante del mismo Peralta y de Uriel Antuna, bromeando e intercambiando camisetas con jugadores del América, que había vencido 1-0 esa noche en el Estadio Azteca.
Los seguidores rojiblancos armaron una cacería feroz en redes sociales, al considerar que Peralta, aparte de su pobre rendimiento en el equipo, encima parecía celebrar la humillación de Chivas, perpetrada, como mayor agravante, con un golazo –el único– de Giovani dos Santos para El Nido el 19 de septiembre, hace casi un año, durante el Guard1anes 2020.
Antes de ese polémico percance, Peralta había dicho que “los Clásicos los gana el que pone más huevos”. Sin embargo los –argumentos– del delantero se quedaron en la banca 84 minutos, y sólo salieron a la cancha tras una lesión de Alexis Vega.
Cerca de los 38 años (12 de enero), Oribe Peralta podría tener este sábado la última oportunidad de reconciliarse con una roñosa afición rojiblanca. Para ello, tendría que, al conjuro de José Alfredo Jiménez, “sacar juventud de su pasado”, olvidarse del agradecimiento eterno a las Águilas, y ganarse un lugarcito en el respeto de los seguidores de Chivas.
Cierto: es su última oportunidad, pero está sólo en sus manos el saber, el querer y el poder aprovecharla, porque deber, debe.