LOS ÁNGELES -- Víctor Manuel Vucetich se sirvió un bufet como recomienda el chef de las venganzas, Maquiavelo: “un platillo que se sirve frío, se condimenta en el Infierno, y sabe dulce”. El 3-1 que le impuso Monterrey, colapsó a las ya deterioradas Chivas.
Este jueves, Marcelo Michel Leaño es segregado del Rebaño, un Rebaño hoy menos Sagrado y más Sangrado que nunca.
Era imposible ya ocultar con la plagiada verborrea y “la fuerza del afecto”, el desastre de este “Soldado del Amor”, versión carnal del éxito de Mijares. Especialmente esa línea donde dice, “héroe de mentira, gigante de papel”.
Le pidieron su renuncia a este cupido futbolero sus dos jefes. Pero Leaño se amaró al poste de los sacrificios. Sabe que fuera de Verde Valle ya no hay más ferias para charlatanerías.
1.- Le exigió su renuncia Amaury Vergara, quien es el dueño, pero con personalidad de lacayo.
2.- Lo mismo hizo Ricardo Peláez, el director deportivo, pero que aún parece dirigir, más bien, al América, el acérrimo de Chivas (¿habrá recibido ya el memo de felicitación desde El Nido de Coapa? Lo merece).
Y es que ambos le han hecho tanto o más daño al Guadalajara que el mismísimo Leaño.
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Sí, le pidieron su renuncia a Marcelo, y él se negó. Defendió Leaño, hasta el último momento, sus fantasías, sus alucinaciones, sus demenciales promesas. Leaño sigue creyendo que, como lo dijo, “un día ganaré todo en México, y luego ganaré todo en España, y luego ganaré todo en Inglaterra y luego regresaré a México, para dirigir a la Selección Mexicana y hacerla campeona del mundo”. En la vida, queda claro, hay tres tipos de locos: los genios, los que encierran... y Leaño.
Lo más grave en el Guadalajara es el tsunami de mentiras. Y mentir con semejante vehemencia los ha convertido a Leaño, Peláez y Vergara, en esclavos de sus propias alucinaciones. Dicho está: el escape a través del autoengaño está un pasito antes de la fosa común.
Por eso, un favorcito, Marcelo Michel Leaño: no cierres la puerta, déjala entreabierta, por los que vienen detrás, porque faltan dos que deben, ellos sí, cerrarla por fuera, con doble llave, para bien del Guadalajara.
Porque Peláez ya fue advertido este jueves por Vergara, y Amaury ya fue advertido –nuevamente– este jueves, por su tío Pepe, y sus hermanas Kenya y Yelena. La familia heredera del imperio no quiere que el fracaso reiterado, consistente de Chivas, arrastre a la empresa.
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A final de cuentas, Amaury eligió su propia soga para su cadalso. Recuérdese el comunicado de hace tres años, el 23 de abril de 2019. En su cuenta de Twitter, soltó un trino, que hoy se le apergolla en el pescuezo.
“A la afición: lo que nos pasa es inaceptable. Estoy haciendo lo necesario para transformar y revolucionar la Institución y no habrá tolerancia a la incompetencia. Pronto conocerán los cambios. Defenderé la tradición y nadie estará por encima de los valores de @Chivas”, escribió entonces.
Hoy, Amaury ratifica que debe ser el primero en su propia lista, porque quien dirige a una tropa de incompetentes, necesariamente es el más incompetente de todos. Cierto, prometió a su padre no vender a Chivas, sino convertirlo en un equipo exitoso, de época.
Recuérdese además que Angélica Fuentes está peleando ante tribunales, los derechos que amparan a las dos hijas que tuvo en matrimonio con Jorge Vergara: Valentina y María Ignacia, ambas menores de edad, pero que tendrían a su madre como albacea. Y recuérdese que la ley y la justicia viven en mundos diferentes.
Por cierto, Leaño pretende permanecer dentro de la institución. Negoció la promesa de Amaury Vergara de que, en caso de dejar el puesto de entrenador, tendría la plaza abierta permanentemente como director de Fuerzas Básico. Prefiere regresar ahí, que un finiquito.
¿Qué tan saludable sería eso, para el Guadalajara y para el técnico que llegue al relevo? Claro, no hablo de Ricardo Cadena, quien sólo pasaba por ahí, y le entregaron la vejada cachucha, y el silbato, aún babeando la saliva del San Valentín futbolero.
Tras el fracaso del triunvirato ñoño (Vergara, Peláez y Leaño), ahora es tiempo de voltear hacia los otros responsables, los que salen a la cancha. Tipos frágiles, pusilánimes, asustadizos, temerosos, acobardados, bobalicones, e incapaces de rebelarse a la desgracia, sino que, cómoda y comodinamente, se dejan arrastrar por el fracaso. Porque, los jugadores, cuando el barco se hunde, siempre tendrán el salvavidas descarado de sus sueldos millonarios.
Sí, todos, fariseos, advenedizos, cínicos, conformistas, pusilánimes. Más amantes del vino, los palenques, los salones de masajes, los videojuegos, se convierten, sin duda, en los principales traidores de Chivas.
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Entiéndase, correr o fingir que corren en la cancha es el desvergonzado método para engañar bobos, y vaya que han engañado a la tercia que supuestamente los supervisaba. Las cucarachas en quemazón también son maratonistas del pánico.
Entre festejar aparatosas y poco elegantes barridas o zarandear públicamente a compañeros, y la autocrítica de Chapito Sánchez, en aquello de “es tiempo que todos, todos, nos dejemos de mam...”, me quedo con esta última. Si un suplente es capaz de restregarles en los bronceados y maquillados rostros a los titulares, ése vale más que el resto.
Llega Ricardo Cadena. Fue un jugador mediocre. Eso, obviamente, no lo condena como entrenador. Pero, cuando se meta a ese vestidor de meretrices futboleras, y éstas empiecen a ningunearlo, porque su salario miserable no se compara con lo que ellos se gastan en una francachela de rutina, empezarán los problemas. Si irrespetaron al ex Rey Midas Vucetich, qué puede esperarse con un peón emergente, elegido por la desesperación de Peláez.
Por lo pronto que ni Marcelo ni nadie cierre la puerta de atrás, esa, la de la ignominia y el deshonor. No aún faltan dos...