LOS ÁNGELES -- Con sus selecciones nacionales podridas. Con vicios perversos y obscenos, copias pueriles de Don Corleone y Peaky Blinders. Con el futbol de rodillas y prostituido por la avaricia. Con una Liga extorsionada por promotores y corrupción de dirigentes. Puesto en cautiverio por un arbitraje entre amañado y torpe. Con los dueños de equipos en el ministerio del pánico y la sumisión. Con jugadores nativos apocados y pusilánimes.
Así pervive, así sobrevive el futbol mexicano, que pese a todo, es un monumental negocio –para unos–, viviendo al borde del precipicio, pero sin arrojarse a él. Vigente pues la frase que se atribuye a Galileo Galilei: “Y sin embargo, se mueve”.
En esa constelación de escasos éxitos deportivos, pocas luminarias, miserables conformismos (México 1-0 Alemania, Rusia 2018), pero con un flujo inaudito de millones de dólares, casi con la violencia de un tsunami sospechoso, aparecen personajes determinantes.
Como en todo, hay quienes saben vivir sembrando el caos y hay quienes saben vivir en medio del caos. Hay quienes creen que combaten el caos, y terminan siendo su apóstol. Y hay quienes navegan con la bandera de paz, ocultando su sediciosa guerra. Y hay quiénes son consumidos por el caos, naufragando en su barquito de papel resignados a la tormenta.
Le presentamos, en la modernidad infausta del futbol mexicano, a siete de los entes más influyentes, para bien o para mal, con su presente y hasta con su legado.
1.- EMILIO AZCÁRRAGA
El señor feudal del futbol mexicano. Heredó un imperio de su padre, Emilio Azcárraga Milmo, el hombre que se sintió predestinado de darle al mexicano “una televisión para jodidos”. De futbol entiende poco. No necesita siquiera saber si juegan once contra once. Protege el negocio aunque desproteja al futbol.
Es La Celestina de la Selección Mexicana, prostituyéndola para que se convierta en uno de sus negocios más importantes. La tiene subyugada, a su servicio. El Tri y todos los huevos de oro que arroja esa fértil y culeca gallina, le pertenecen.
Hortelano del caos, siempre tiene quien remedie los entuertos de una selección que juega de manera miserable; o de otras que fracasan en llegar a mundiales y Juegos Olímpicos, y hasta abusos y acosos en equipos femeniles. Maquiavelo no pudo ejercerlo mejor: ha hecho del caos, un orden. Y cuando el caos gobierna con orden, no hay riesgo de anarquía.
2.- ALEJANDRO IRARRAGORRI
Cacique del Grupo Orlegi y labriego de la Multipropiedad. No le interesa el poder expuesto, sino el control sin escaparates. Tiene un recorrido y una formación que lo ratifican como empresario modelo –que no ejemplar–, para organizar hazañas, algunas con asteriscos ominosos, pero ha conseguido un milagro impensable hasta para pitonisas con delirios y demencia: un Bicampeonato del Atlas. Se consolidó con Santos Laguna, cuando la cervecería le retiró la ubre.
Profeta y apóstol de Los Cuatro Acuerdos, asume la sabiduría tolteca bajo la luz y la sombra única de sus intereses. Desterró el ascenso y el descenso, fomentó la invasión de extranjeros de medio pelo, aprovechando momentos de etílica y perfumada inconsciencia de Decio de María. Hábil, no ordena en un organigrama que técnicamente no le pertenece, pero sus sugerencias son mandatos dentro de la Federación Mexicana de Futbol, eso sí, sin empolvar los zapatos de Azcárraga Jean.
3.- JESÚS MARTÍNEZ
Precursor de La Multipropiedad ejercida de manera inteligente. La que antes tenía Televisa (América, Necaxa, Atlante, San Luis, Querétaro), era una multipropiedad atropellada, accidentada, suicida. Tipo astuto y valiente, desafió al poder... y perdió.
Creyó que El Quijote era La Biblia, sin entender que era una fabulosa parodia. Y sucumbió ante los impertérritos molinos de viento. Genial e ingenioso titiritero de intrigas, quiso arrebatarle a Azcárraga Jean el control del futbol mexicano, y hasta organizó una revuelta para extirparle los derechos de transmisión de la Selección Mexicana. Quiso quitarle pues, los sacramentos al cura.
Encaminador de almas, traicionó a Jorge Vergara en la lucha por reducir extranjeros en la Liga, y le hizo creer a Fidel Kuri que podía provocar un sismo y un cisma en la FMF. La más reciente, engatusó a Yon de Luisa en el #QuerétaroGate, defendiendo el negocio, por encima de los reglamentos. Hoy sigue elucubrando desde las sombras. ¿Quién filtró lo que ocurría en la Sub 20 femenil? El #TuzoGate lo derribó pero no lo noqueó. Además, hoy, antes de siquiera testerear a Emilio, debe franquear el creciente poder de Irarragorri.
4.- USSOCCER/CONCACAF
Sí, extráñese. No están asentados en México. ¿Para qué incomodarse? Desde Miami y Nueva York, mecen la cuna del futbol mexicano. Protegieron a directivos mexicanos en la tormenta del #FIFAGate. Desde entonces cobran favores. Secuestraron al futbol mexicano, y lo alejaron de las tentaciones de Conmebol.
A esa suripanta siempre disponible, la invitan al Juego de Estrellas de la MLS; la imponen en una podrida Copa de las Ligas; extorsionan a sus equipos para partidos amistosos, y claro, se viene la SuperLiga de Norteamérica, en un torneo exprés que sólo servirá para llenarle el buche voraz al futbol de los Estados Unidos.
De evidente poder e influencia, no se preocupan por la competencia interna de la Liga MX o de los sobresaltos patéticos de sus selecciones nacionales. Sólo necesitan de sus servicios eventuales, porque, a final de cuenta, sólo les interesan los dólares de los 30 millones de mexicanos avecindados en Estados Unidos. Un chasquido de dedos, sólo eso basta.
5.- YON DE LUISA
Parecía el factor de cambio en el futbol mexicano. Había sido educado para ello. Ha tenido tropezones, pero ha tenido victorias. Debería tener todo el poder, todo el control, pero la FMF es un barco demasiado grande e inestable para dos muñecas delicadas.
Sus dotes las manifestó con una doble victoria sobre el presidente de la Concacaf, el canadiense Víctor Montagliani. Yon de Luisa salvó a México de un castigo histórico por #ElGrito, a pesar de la insidia persistente del canadiense. Y estaba a punto de perder una de sus tres sedes para el Mundial de 2026, pero al final, el despojo fue hacia Canadá. Ante FIFA, está por encima del conkakafkiano organismo.
Podría haber una tercera victoria: De Luisa salvó la Copa América Centenario, prácticamente de la tumba. Ahora pugna por una nueva versión, la Copa Panamericana para 2024. Sus más recientes descalabros lo marcan, a saber: el #QuerétaroGate, un arbitraje sospechosamente incontrolable, y los escándalos deportivos y extracancha de selecciones nacionales, así como la ingobernabilidad de Gerardo Martino. Y claro el rescate del Pacto de Caballeros, ése que no ha existido, que no existe, pero, que siempre existirá.
6.- PROMOTORES
Por años, el futbol mexicano era pasto nutritivo de dos promotores: Guillermo Lara y Carlos Hurtado. Aquello era una versión filibustera, farisea, bobalicona, como de Plaza Sésamo. Hoy, la rapiña de muchos promotores, tal vez no todos, se apodera del control de equipos, vestidores... ¿y resultados?
Entre prestanombres, empresas paralelas bajo un mismo personaje, y con promotores involucrados en casas de apuesta, el balompié es zangoloteado procazmente. Representantes con varias organizaciones alternas, decenas de jugadores y entrenadores, pueden enderezar equipos o destruir mesas directivas. Pueden ocultar cacicazgos por años, o poner a un presidente/propietario en fuga.
Hay un nuevo capo, el argentino Christian Bragarnik, con varios expedientes abiertos en su país, y que públicamente ha presumido su injerencia en Xolos y Querétaro, más una decena de equipos en Sudamérica y España.
¿Por qué Orbelín Pineda no se quedó en el Celta de Vigo? ¿Por qué Diego Lainez es irrespetado en el Real Betis? Y tantos casos más. Claro, ellos no existirían sin que en las direcciones deportivas de los equipos se complementara la fechoría de la corrupción.
7.- RICARDO SALINAS
Dicen sus allegados que no quiso desgastarse. Entendió que perdería tiempo, dinero y esfuerzo, si se involucraba en una lucha por el poder. Se conforma, saludablemente, con sugerir, recomendar, exigir, eventualmente. Ha decidido estar ahí sin estar, una cómoda forma de poder implícito.
Goza de una Multipropiedad sin beneficios deportivos. Puebla protagoniza, Mazatlán en mareas inciertas, y con ciertos nexos con el Atlas, Salinas Pliego ha dicho varias veces que el futbol no es negocio, y hasta abre las puertas para quien quiera alguna de sus franquicias.
¿Muestra de su poder? Un día organizó la mudanza del Morelia al puerto sinaloense, contra todos los estatutos, y en la FMF se enteraron por los medios. El gobierno de Michoacán entró en histeria, pero desde la jefatura de información de TV Azteca le recomendaron silencio.
Su mayor regodeo, en vínculos con el futbol mexicano, es el arrendamiento que le permite Azcárraga Jean con la Selección Mexicana, y por supuesto, seguir tundiéndolo generalmente, en términos de ratings en las transmisiones. Si algo no le agrada, enciende los micrófonos.
En otros tiempos, a este listado, se habría agregado a Jorge Vergara, pero como contrapeso. Un tipo que intentó el cambio, hasta que la marabunta y las traiciones se lo tragaron. Gestiones fallidas, como la de Chepo de la Torre y Sven-Göran Eriksson, terminaron estigmatizándolo.
Acabó con los múltiples contratos, con la reventa y con las primas chantajistas de los futbolistas. Demasiado noble para un páramo infectado de mezquindad. Su hijo, Amaury Vergara, jamás tendrá ese liderazgo explosivo. No ha sido capaz de armar un equipo competitivo. No ha sido ni inteligente ni con la autoridad de su propio puesto, para rodearse de gente capaz. Él mismo prometió que “no habrá tolerancia a la incompetencia”, y ha sido infestado por ella, en escritorios, en vestidor y en cancha.
Pero recuerde, que este futbol mexicano, a pesar de esos Siete Jinetes del Apocalipsis sin fecha, trémulamente, respalda esa expresión que le atribuyen a Galileo Galilei: “Y sin embargo, se mueve...”.