LOS ÁNGELES — Un interinato caduca (Andrés Lillini), dos se fortalecen (Chivas y América), y un tercero se manifiesta (Cruz Azul). La magia estentórea del #911 en su máxima expresión.
Cierto: los tres primeros ya fueron ungidos con la estabilidad emocional de la burocracia: técnicos oficiales, pero recordemos que llegaron bajo el infausto reclutamiento del interinato. El Potro Gutiérrez, aún con la bendición por el resto del Apertura 2022, todavía no recibe la deslumbrante y frágil placa para su oficina.
1.- Dramático lo de Lillini. Pumas no es más Vasconcelos, por aquello de que “por mi raza hablará mi espíritu”. ¿O acaso sí lo es? ¿Es éste el nuevo espíritu azul y oro? 21 goles recibidos en seis partidos. Las musas nunca llegaron con Dani Alves. Se quedaron en Barcelona. El brasileño juega cuando quiere y el oro se ha vuelto oropel.
2.- Ilusionante lo de Fernando Ortiz. El #TanoTesla escarpó hacia el liderato. Ante Xolos y León, apestó a fiambre. Era falta de higiene. Después ha vestido guirnaldas con seis victorias en Liga. América ratifica ser favorito. No le duele nada. Ajusta conforme al adversario. Si es frágil, lo aplasta (7-0 a Cruz Azul), pero, la doctrina de golear 1-0, es su favorita.
3.- Chivas emociona. Ricardo Cadena aprendió a remar en la arena de ese estigma que repatea a sus rivales: “eres mexicano dirigiendo mexicanos”, como si fuera juicio sumario del fracaso. Golea a Necaxa (4-0), y conjugando el “apenitas”, vence a Rayados (1-0); este sábado, despedaza a Pumas (3-1), y el tercer gol es de orfebrería nativa: 59 segundos, 19 pases y 23 toques. Escupe en semejante lienzo, que la anotación lleve la firma pérfida de autogol de Gil Alcalá.
4.- La Máquina arroja de nuevo fumarolas y no cenizas. Raúl Gutiérrez llega al mando. Apenas tiene tiempo para memorizar rostros y nombres, hacer ajustes y pedirles a los pusilánimes que cambien escobas por bayonetas. Así se reconcilió, al menos temporalmente, con la afición. 2-1 a Querétaro, con uno menos por la roja a Iván Morales. Pero El Potro les cambió ese espíritu de bestia yuntera, por corcel de batalla. Pero, en el futbol, uno, no es ninguno.
Y mientras Andrés Lillini vive entre la agonía, temiendo que suene el teléfono, o le llegue un simplón WhatsApp de despedida, en Coapa y en Verde Valle se regodean, bajo el auspicio del sistema de competencia. Una racha envalentonada y se asoman al Paraíso de la Liguilla.
Necesariamente había dudas en Chivas, un equipo donde la indisciplina parece gozar de la impunidad e inmunidad del #007. Alexis Vega y Fernando Beltrán “perrearon” en un concierto de Wisin y Yandel a media semana, y ¿cómo llegarían ante Pumas? Ambos, resulta, terminaron perreando a la UNAM este sábado. En especial el primero, regocijándose, facinerosamente, en los terrenos de Dani Alves.
Un primer tiempo esplendoroso del Guadalajara. Del nervioso 0-1, obra de Diogo al ‘3, al 3-1 al minuto 40, insisto, en ese tercer gol, con ese regodeo del balón, sobándolo con taquitos, amagues, pisadas y rococó tribunero. El balón termina en la red con el sabotaje pueril del autogol. Pero, Chivas emociona, aunque para ilusionar, aún habrá que mantener al menos ese nivel, y hay perversos en su camino: Toluca, Tijuana, Puebla, Tigres, América y Cruz Azul.
¿América? El equipo más ordenado y más sólido de la Liga. No se aparta del manual del #TanoTesla. Ocurren accidentes venturosos como ante Cruz Azul, pero el equipo se siente cómodo con la victoria franciscana por un gol de diferencia, o mantener la gélida sangre de ofidio para manipular las urgencias del adversario y clavarles tres (Mazatlán, Pachuca y Pumas).
Fernando Ortiz tiene el mejor organigrama en media cancha de esta Liga. Y lee perfectamente las sudoraciones y las cifras. Da reposo, cuando debe, a sus colosos, como Richard Sánchez y Álvaro Fidalgo, a los que había condenado a la banca al inicio del torneo. Es, además, un hábil entrenador de diván que después acicatea las emociones en la cancha.
Lo de Henry Martín, Luis Fuentes y Alejandro Zendejas, por ejemplo, ahí estaba, ahí lo cargaban. El Tano no los hizo futbolistas, pero él sí los ha hecho competitivos. El técnico puede y debe ser el más brutal y adictivo estimulante. La adrenalina y la testosterona están ahí, sólo falta el tipo que con trabajo, y a caricias o latigazos los perturbe dentro del jugador.
Así se explican algunas resurrecciones: a Chivas lo estremecen externa y eventualmente su entorno y su hábitat siempre convulsionados, y Cadena lo aprovecha. En América, viven bajo convulsiones constantes, y el técnico debe guiarlos, a oscuras, pero no a ciegas, hacia la vía de escape. Aprender a vivir así, a jugar así, a disfrutar así, al límite, desgasta, pero también fortalece.
Por lo pronto, este ejercicio de los interinos se redimensionará esta semana. Pumas debe trasegar entre pesadillas y humillaciones, para recordar su más reciente victoria, y eso amenaza a Lillini. América y Chivas, sólo esperar que el “molerísimo” juego ante Paraguay no le alborote las ambulancias, y en el caso del Rebaño, que lo apadrinen Wisin y Yandel. Y El Potro Gutiérrez ya dio el primer paso: a los jugadores de delantal, pañoleta y plumero, los ha dotado de nuevo de cartucheras y fusiles.