LOS ÁNGELES — Sí, ya sé: Javier Hernández ¡no! irá a Qatar. Y sí, lo sé: Chicharito acumuló todos los cadáveres posibles para su propio destierro. Pudo levantar su propia estatua, pero eligió cavar su propia tumba.
Instigado por Yon de Luisa, Gerardo Martino le oficializó su discriminación del Tri mundialista. Para fortuna de dirigente y técnico, Henry Martín vive un momento exultante con el América. Además, Santiago Giménez ya cotizó en el Feyenoord, y Raúl Jiménez da muestras de mejoría.
Chicharito se afana en ridiculizar al Tata, ridiculizado ya, de por sí, por sus miserables números en el martirio de 2020, 2021 y 2022. Este domingo marcó ante Nueva Inglaterra y dio una asistencia. Suma cinco anotaciones y dos pases para gol en los más recientes cuatro juegos del Galaxy, que por cierto aún no le ofrece renovación de contrato. En Carson sueñan con Luis Suárez.
Por lo visto, la esquela necrófila que le entregó Martino y que sepultaba los sueños mundialistas de Javier, hizo poca mella emocional en el delantero del Galaxy. Este domingo, el servicio a Daniel Aguirre para el 1-0 muestra su evolución como jugador. Hoy, es más ya que aquel anecdótico Chaplin del Gol, cuya pericia y gracia eran anotar con la mollera, el esternón o el hueso ilíaco.
En el 2-0 a Nueva Inglaterra, cierto, Riqui Puig, le entrega un anillo de compromiso más ostentoso que el de Ben Affleck a Jennifer López. Al pisar el área, Javier parece titubear, pero, encesta, a la derecha del arquero. Sus “haters” dirán que la iba a fallar. Sus concubinos dirán que fue uno de sus amagues chaplinescos para descuajaringar al arquero. ¿Ni una ni otra? ¿O las dos?
Lo cierto es que Javier Hernández recrudece el martirio de aquel a quien la afición ya bautiza como el #TataMartirio. Ciertamente, el técnico argentino deglute sus propias declaraciones, sumido en la cloaca de sus juicios. “La MLS está entre las mejores ligas de América y estará pronto entre las mejores ligas del mundo”, dijo tras ser campeón con Atlanta United.
En ese mismo tono lisonjero, oportunista, servil, se han expresado el presidente de la Liga Mx, Mikel Arriola, y claro Yon de Luisa. “Tenemos que aprender de ellos”, han dicho.
Irónico pues que lejos de envalentonarse y tratar de hacer solidario a Chicharito con su proyecto –si es que éste existe--, Martino simplemente decida discriminarlo –deportivamente hablando--. Pero, además, desdeña a otro mexicano goleador en la MLS, de esa liga “que está entre las mejores de América”, Brandon Vázquez, quien ya recibió una oferta del técnico de EEUU, Gregg Berhalter, pero que aún suspira por un guiño tricolor.
Pero, insisto, sé, sabemos, que Javier Hernández está más lejos de Qatar, que el puesto de pambazos y tlacoyos, con todo y anafre en el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, de ganarse una estrella Michelín. E insisto, Chicharito tiene más pecados que la compungida y nostálgica Mujer de Lot.
Pero, mientras genera microsismos en las úlceras de Martino, Chicharito sacude las entrañas de Chivas y sus más de 30 millones de seguidores, con un simplón Teorema de Pitágoras: la suma de los cuadrados de los catetos es igual al cuadrado de la hipotenusa. En dialecto futbolero, el 14 de las añoranzas, podría regresar al Rebaño, 13 años después.
Versiones, en ese fértil, inagotable y colosal tendedero de los rumores, hacen una pueril Regla de Tres: Chicharito no renueva con el Galaxy y firma con Puma, que viste a Chivas, por lo tanto, la empresa textil y el club, repartirían a partes iguales el salario del jugador a partir de 2023, aunque la venta de camisetas, dejaría más dividendos para Puma.
Agréguese un chantaje emocional. Dicen, esos que tienen tanto que decir, que en uno de tantos arrumacos con su abuelo, el legendario Tomás Balcázar, Javier Hernández le habría prometido retirarse en Chivas, y hacerlo sin desperdigar polilla, sino en un momento productivo. Y se sabe que la idolatría hacia “Don Tommy”, especialmente por ciertos remordimientos, es el motor emocional más potente para este delantero.
Por lo pronto, mientras que en redes sociales se desata una inofensiva e inocua batahola entre la legión que desprecia y menosprecia a Chicharito, y la otra legión, que lo deifica, lo diviniza, arremete martirizando al Tata, la realidad es que el delantero sólo tiene dos cuencos donde beber entre esperanza y resignación: regresar a Chivas y tratar de merecer un sitio entre sus leyendas, como su abuelo, o aguardar una oferta del Galaxy.