LOS ÁNGELES — ¿Otra nueva mentira? O, finalmente, diez años después, ¿es de verdad? ‘La Chofis’ López es el jugador sensación de la Liga Mx. Dos goles y dos asistencias. Cuatro incidencias de gol en 108 minutos de juego. Ha generado un balón en la red, cada 27 minutos (@statiskicks).
Cierto, las cifras también embaucan, mimetizan, engatusan. Especialmente con Eduardo Javier López, un embustero, con el balón y sin él; un embustero, dentro de la cancha y fuera de ella. Un geniecillo de grandes ideas en la cancha, y cortitas ideas fuera de ella.
Por ejemplo, de sus cuatro participaciones en goles del Pachuca, dos de ellas han sido, fríamente, útiles: el pase a Nico Ibáñez ante Puebla significó el 2-1, cimentando el despertar tuzo, y el servicio a Israel Luna, para vencer al León 1-0. En retorcida aritmética, sus entregas han colaborado a cuatro puntos de Pachuca.
¿Sus goles? Terminaron siendo de ornato, embelesadores, pero, de ornato: es la tercera de las anotaciones en el 3-1 al Atlas (‘91), y es el 2-0 sobre Santos (‘77), que evidentemente anestesia al rival, pero nada más.
Sin embargo, que un futbolista, que un futbolista distinto, salga de sus infiernos, se esfuerce en sacudirse los grilletes de sus vicios, siempre despertará una sonrisa en el juego mismo. Hace diez años llegando a Chivas, se auguraba a una Chofis de impacto, como parece que quiere y puede, porque sabe hacerlo, hoy en Pachuca. Pero, se perdió.
¿Cuántos entrenadores ilusionó en el Guadalajara y terminó decepcionando? Carlos Bustos, Chepo de la Torre, Matías Almeyda, Saturnino Cardozo, Tomás Boy, Luis Fernando Tena, Víctor Manuel Vucetich, y de una u otra manera, en su desarrollo, a Marcelo Michel Leaño.
La fama y una ciudad llena de bulla, se lo tragaron. Gula, jacuzzis, salones de masaje, el menú pedestre del Calatrava, y cualquier concierto de cualquier tipo de música. El despilfarro, la ostentación, la excentricidad del nuevo rico ansioso de exterminar al viejo pobre.
Alguna vez, Matías Almeyda, un histórico de River Plate y de Argentina, se lo dijo a Javier López en esas cataplasmas verborreicas que le dedicaba tratando de despertarlo: “¡Uuuuuy! ¿Sabes lo que hubiera sido yo con tu talento?”. Y el argentino es un añorado en la Lazio, con algunos suspiros en el Parma y el Ínter de Milán.
En sus diez años en Chivas, ‘La Chofis’ provocó estampidas de ilusiones, y apenas unas cuantas cabalgatas famélicas de festejo. Se comportaba como jamelgo prófugo de la yunta, aunque podía ser un percherón de carroza imperial.
Ya cuestionado en Chivas, visto como un inquilino incómodo, se ve involucrado en un presunto delito sexual cuyo responsable principal parecía ser Dieter Villalpando. Lo echan junto al incriminado, además de Alexis Peña y el Gallito Vázquez. Un juicio simple: aquél que ve, y tolera, es cómplice.
Termina en la MLS. Bobalicón, inocentón, o tal vez por presión de su propio promotor, Almeyda lo lleva a Terremotos de San José. Dos torneos, 36 juegos y 13 goles. Sorprendió por su viveza, su habilidad y esa implacable estocada final a la testuz del rival, con el exquisito golpeo de balón que tiene. Pasó la sorpresa y se convirtió en un jugador vulgarcito, a quien, anticipando, o cuidando su perfil, le anulaban hasta, sí, ¡hasta los defensas de la liga estadounidense!
¿Quién está regenerando, aparentemente a ‘La Chofis’? Pachuca jugó una mano suicida. Apostó por un par de cincos de fe, ante el póker de ases de desilusiones que acompañaban al jugador en su hoja de vida, arrugada, maltratada, remendada, borroneada, falsificada. El currículo positivo de López no necesitaba de una grapa, porque consta de una sola hoja, escrita por un solo lado.
Ciertamente, a lo largo de su historia, en Pachuca se han perpetrado absurdas, tontísimas, sospechosas y lamentables contrataciones, como en la mayoría de los clubes mexicanos. Compran con los ojos de la avaricia de promotores sin escrúpulos. Y ellos, por algún motivo, aflojan el cuerpecito de la codicia y se vuelven cómplices.
Sin embargo, este Pachuca de Guillermo Almada es un desplante de generosidad. Desde el torneo pasado se convirtió en el único club que vale la pena pagar el boleto, o mantenerse ante el televisor con regocijo, disfrute, y unos tacos al pastor, a falta de una buena barbacoa hidalguense.
Una apuesta arriesgada en Pachuca. Un equipo espectacular, ofensivo, generoso, inteligente, que además privilegia y prioriza al jugador mexicano, y que parecía no necesitar un problema, una manzana podrida, como parecía que sería Eduardo Javier López.
Almada ha mantenido su código y su doctrina. A Pachuca hay que disfrutarlo y ver a los mozalbetes que asoman y asoman, y gratifican. Entonces, ¿para qué llevar a La Chofis?
En el recambio dramático, gran mérito tiene el mismo jugador. Diez años después de su parición en el futbol profesional, se ha puesto serio. Ha perdido seis kilos, y en ese cuerpecito rechoncho, tan biotipo del mexicano, hay un despertar absoluto.
Curiosamente, el mejor consejero de ‘La Chofis’ ha sido la primera víctima de ‘La Chofis’: Víctor Guzmán. Él llegó a Chivas también, pero, en una de esas oscuras, dolosas, sucias maniobras tan típicas de la Federación Mexicana de Futbol, y por entonces de su presidente Decio de María, siempre con ese olorcito a homeopatía, se reveló un viejísimo positivo de dopaje, y fue echado del Rebaño.
Guzmán tuvo un Clausura 2022 exultante. Aunque cargaba a cuestas el asterisco de nunca haber mostrado su inocencia con la Prueba B de su examen antidopaje, se dedicó a lo que mejor sabe y con quien mejor podía explotárselo, Guillermo Almada.
Cuando llega ‘La Chofis’, Víctor Guzmán decide ayudarlo. Le recomienda disciplinarse de lleno con el preparador físico del equipo, Rubens Valenzuela. “Es el mejor, te va a convertir en un avión si te comprometes”, le advirtió a López.
‘La Chofis’, por primera vez en su carrera, cortó el cordón umbilical del desmadre, la disipación y la concupiscencia. Empezó con trabajos intensos, dos veces al día; respetó la dieta y en una ciudad que parece una sacristía, comparada con la Sodoma y Gomorra tapatía, se ha recluido en casa. Hoy lleva, casi, esa vida, casi asceta, casi franciscana de un futbolista con ambiciones. Y su habilidad para jugar al futbol, le agradece tener un físico en condiciones para desarrollarlo. Y cada día, la báscula es una implacable madrastra.
Y lo de Rubens Valenzuela no pasa sólo por un programa de acondicionamiento, que hoy mantiene tres veces por semana de manera especial con ‘La Chofis’. Una sesión de entrenamiento se baja con cinco videos de TikTok. Lo del entrenador uruguayo incluye además una tersa dosis de convicción, de persuasión, de motivación.
E irónicamente, el jugador que amenaza la titularidad de Víctor Guzmán, y a veces como su relevo, es precisamente su protegido, ‘La Chofis’. La baja de juego de Guzmán en este torneo se debe al enterarse de alguna manera que, a pesar de su notable temporada anterior, no entra en los planes para el Mundial de Qatar.
Sin embargo, Pachuca y ‘La Chofis’, entienden que cuatro buenos momentos no son suficientes ni para el equipo, ni para el jugador, que aún debe mejorar en muchos aspectos. Por ejemplo, en el juego ante Puebla, con el balón en el área, un recorte letal, pero por falta de oficio, para saber usar su físico, es despojado, cuando perfilaba el remate.
Para fortuna de Eduardo Javier López, Valenzuela y Almada están entusiasmados con él. Puede ser el revulsivo que necesita un equipo, como lo ha sido, en momentos de agobio, o cuando sea necesario despellejar al rival, y colocar su zalea humeante al sol.
Y no, no se trata, como lo evidencian históricamente la Nación Chiva y la pasión tuza, de que La Chofis llegue a la selección mexicana o al Mundial de Qatar, simplemente, insisto, siempre será venturoso, ver que un tipo que se había revolcado en el pantano mezquino, en esa otra cara del futbol, y que se esfuerza en salir de ahí.
Por eso, cuatro intervenciones de gol en 108 minutos, una cada 27, no es una garantía de nada, y en el caso de ‘La Chofis’ parecería estar más cerca del perjurio que de la resurrección.
Pero, lo cierto es que esta magnífica oportunidad de la que goza hoy con Pachuca, ‘La Chofis’ puede estar seguro, que no se le va a volver a presentar. El tiempo nos dirá si, otra vez, nos hemos tragado uno de sus ladinos embustes.