19/04/2024

Que retumbe 14 veces el #ÓdiameMás

Domingo 18 de Septiembre del 2022

Que retumbe 14 veces el #ÓdiameMás

En la Fecha 6, lo daban por muerto. El fanatismo miope supuraba sacrilegio: #FueraOrtiz. Hoy, América, más líder que nunca. Más favorito que nunca. 

En la Fecha 6, lo daban por muerto. El fanatismo miope supuraba sacrilegio: #FueraOrtiz. Hoy, América, más líder que nunca. Más favorito que nunca. 

LOS ÁNGELES — En la Fecha 6, lo daban por muerto. El fanatismo miope supuraba sacrilegio: #FueraOrtiz. Hoy, América, más líder que nunca. Más favorito que nunca. La 14 se embadurna de hiel y de miel, contrastes esos del #ÓdiameMás.

2-1 sobre Chivas. El marcador es parco, pero la historia total es generosa. Drama en los 100 minutos de juego. Intensidad. Furia. Rabia. Postes. Gruñir y ruñir en cada balón. Heroicidad en los arqueros. Un balón que se hundió en el limbo, pero nunca se sabrá si se hundió en el arco de Guillermo Ochoa. La televisión tiene mil ojos, pero a veces enceguece. Y hasta la estulticia asomó: Fernando Beltrán vocifera y se gana la roja, y no juega contra Cruz Azul.

Un beso de Judas sube a Chivas al calvario. Olivas regala un penalti, apenas al minuto tres. Henry Martín cobró y puso doble pegamento a su estampita en el álbum Panini de Qatar 2022. Con el 1-0, en el kilómetro cuatro de 100 por recorrer, Chivas vio una pendiente tortuosa, de puro sufrimiento.

El gol, sin embargo, no puso en pausa el juego, lo detonó. Chivas vivió sus mejores momentos en el agobio sobre El Nido, pero el cerrojo estaba puesto; con Richard Sánchez y Álvaro Fidalgo montando una flexible línea de seis en el fondo, con rompimientos rápidos, había vértigo y sólo uno cargaba una concha: Cabecita Rodríguez jugó todo el tiempo en neutral.

Más allá del desacierto grave, Sergio Flores volvió a ser el mastín que le regala metros, segundos y confianza a Fernando Beltrán, quien encontró solidaridad en la hambruna de gol con Alexis Vega convertido en un todo terreno, sumados el Piojo Alvarado y el Conejito Brizuela. Pero, la bayoneta de Chivas está chata, rota, roma: Ángel Zaldívar es mucho bufido y poca música.

Alexis Vega fue el único que metió estertores en el primer tiempo a Ochoa. Sacó la bazuca, pero desajustó la mira unos milímetros. El balón, potente, sólo dejó una ventisca en el poste izquierdo del América.

Y si bien escaseaba la histeria en las áreas, la intensidad en cada palmo de la cancha, redituaba. Había batallas individuales y escaramuzas colectivas. La media cancha tenía más pobladores ansiosos y nerviosos que el Metro Balderas.

Había, por supuesto, alguien a prueba, más allá de las urgencias emocionales y deportivas de ambos equipos. Emilio Lara finalmente estuvo en la cancha. Aún es un Don Nadie para el Museo de Coapa, pero es un sinvergüenza con grandísimos atributos: fuerte, astuto, ladino, veloz, pendenciero y con inusitada lectura del compañero y del rival. Hoy, insisto, es apenas un Don Nadie, pero, con sus atributos y carisma, América tiene un ídolo en gestación. Que no se inocule del #VirusCórdova, es tarea del club.

Precisamente, el mismo Lara genera el segundo gol. A fondo por derecha, Un servicio largo, potente, preciso, que Henry Martín resuelve perfectamente, haciendo aquello que dicen es mejor Funes Mori. El ex 'Muertín' anticipa y gana por arriba, y cede suavecito, en la cita a ciegas, con Alejandro Zendejas, quien vulnera con disparo afortunado al Guacho Jiménez.

Ojo: una jugada con tres bofetadas sonoras a las entendederas dañadas de Gerardo Martino: el desplazamiento de Lara, la definición de Zendejas, pero, sobre todo, la ratificación de que Martín es más que un rematador de área, es un sólido hombre de conjunto, un tipo con temperamento desde el manchón y de una solidaridad absoluta en las necesidades de avance de sus compañeros. Pero ¿alguien sabe si El Tata estuvo en el estadio? Y estar no significa ver; y ver no significa entender.

Elogiable es que Chivas entendiera la dimensión de su desgracia y la dimensión de sus responsabilidades. Arriesgó y se expuso a contragolpes, además de que los óleos registraran dos estampas de Jiménez atajando balones perniciosamente obsesionados con el ángulo de su portería.

Pero, el Guadalajara no tenía una referencia dentro del área. Tenían que arrimarse Beltrán, Alvarado, Brizuela o Alexis a esa zona, porque Zaldívar cohabitaba como escolta de los defensas rivales, muy lejos de la inteligencia, velocidad y viveza que exigía el nivel de sus compañeros. Lo cierto es que después se evidenció también que era un juego más para Mozo que para Sánchez.

Después entraría Santiago Ormeño, pero ya El Rebaño estaba desgastado, además de que América había refrescado sus líneas con movimientos clave, algunos de lujo, y otros hasta suicidas, como los ingresos de Jonathan dos Santos y Roger Martínez.

Y hubo una jugada cargada de ese morbo delicioso de la polémica. Seco cabezazo de Alvarado. Ochoa, en una de sus tres circenses y glamorosas atajadas, mete la garra, cuando el balón ya se regodeaba de red, entrando al ángulo. El VAR dijo no. Dos repeticiones de la jugada en televisión ayudan poco. La perspectiva de la toma congelada enquista de dudas. Parecería que sí, pero los nunca confiables tipos del VAR y su lazarillo de la cancha, Adonai Escobedo, decidieron que no.

Chivas pone a soñar con un remate de su viejo Némesis, el Chicote Calderón, y ocurre al minuto 62, cuando aún había tiempo para la exoneración por la vía del empate, especialmente en un segundo aire de Chivas, aunque ya sus mejores hombres habían entregado piernas y pulmones a la morgue.

Fue, entonces, el cierre del juego, más generoso con propios y extraños. América tuvo dos posiciones de gol desperdiciadas por los dos Rodriguez, Jonathan y Brian, además de un remate al poste de Zendejas, mientras Ormeño, en tiempo de angustias y dramas, quiere lujos, con un remate fallido de taquito.

El 2-1 deja ahí al América, al mando del pent-house, de la Liga, de los momios y de las bajas pasiones que despierta el #ÓdiameMás. Deberá encender veladoras, al igual que Chivas, para que sus cedidos a la Fecha FIFA regresen sanos y salvos. Además, debe visitar a Nashville, en esos juegos en que el futbol de Estados Unidos tiene cautivos, prisioneros y extorsionados a los clubes mexicanos. Chivas viaja a Cincinnati y deberá lamentar además la deserción de Beltrán ante Cruz Azul.

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