Joaquín Capilla es recordado hasta ahora como el máximo medallista olímpico de México tras conseguir cuatro preseas en justas olímpicas: bronce en Londres 1948, plata en Helsinki 1952, y oro y bronce en Melbourne 1956, sin embargo, Capilla no pudo lidiar con esa fama que lo envolvió y que lo fue llevando a ser un alcohólico.
Incluso Capilla relató que ya no lo recordaban como el multimedallista olímpico de México, y como el único deportista nacional que ha conseguido cuatro medallas olímpicas, sino ya lo veían como un borracho.
“Había aprendido a ser campeón, a ser medallista, a ganar. Para ello seguí muchos consejos. Sin embargo, nunca se me acercó a mí alguien que me previniera, que me hiciera ver que igual debía de prepararme para enfrentarme a la vida en cuanto terminase mi carrera deportiva. Y me pasó lo que a muchos, cuando llegan de novatos a campeones y la fama los envuelve: se pierden. Esto no es fácil de entender, pero la verdad me deslumbré porque no estaba preparado para el mundo irreal de la gloria. No estaba maduro, me volví altivo, soberbio, egocéntrico. Nada me merecía. Empecé a ser rechazado y entonces me dio por beber. Y acabé con todo. Caí en la penosa enfermedad del alcoholismo que me afectó física y mental, y espiritualmente. Perdí todo; mi prestigio, mi dignidad, el respeto de los demás, mi familia, mi matrimonio; abandoné a mi esposa y a mi hija. Los periódicos ya no hablaban del campeón olímpico, sino del borrachazo de Capilla”, dijo Capilla.
Con el tiempo ese tipo de vida le fue cobrando factura a Joaquín Capilla, quien en 1969 decidió dejar de beber, pero se fue quedando en la pobreza.
“En 1969 recuperé parte de aquella mi antigua fortaleza de espíritu, me propuse a dejar de beber y lo logré. Pero seguí siendo el mismo narcisista de siempre, aunque ahora, además, sufría tremendas depresiones”, mencionó.
Joaquín recibió ayuda en Alcohólicos Anónimos, pero su mejor esperanza fue haber conocido a Carmen Zavala, profesor y psicóloga, y quien después se casó con Capilla.
“Ella es, hasta el momento, la única mujer que me ha querido por lo que soy y no por lo que fui. Ahora soy feliz, intensamente feliz y vuelvo a agradecer a Dios por esta segunda oportunidad”, señaló Capilla.
En los últimos años de su vida, Capilla vivió con escasos recursos económicos y estuvo trabajando en dependencias del gobierno que le daban algo de dinero para mantener su hogar, sin embargo, nadie le ofreció ayuda en esa parte al deportista que dio cuatro medallas olímpicas.
El 4 de septiembre de 2009, Joaquín fue propuesto por Daniel Aceves, presidente de la Asociación de Olímpicos Mexicanos, para el Premio Nacional de Deportes 2009 por su trayectoria de máximo ganador de medallas olímpicas para nuestro país, y que finalmente recibió el 20 de noviembre de manos de Felipe Calderón. En ese entonces recibió la cantidad de 523 mil pesos como premio económico.
Finalmente el 8 de mayo del 2010 Joaquín Capilla falleció por un infarto mientras estaba en su casa junto a su esposa Carmela. Así a los 81 años de edad dejó de existir el ex clavadista que le dio cuatro medallas olímpicas a nuestro país y que ningún otro deportista ha logrado igualar.