Con 105 peleas, 89 victorias, campeonatos mundiales en peso gallo y pluma fue el saldo de la carrera de 23 años que llevó al Salón de la Fama Internacional al mexicano Rubén Olivares, quien allá en los años 80´s amasó una fortuna de dos millones de dólares solo de ganancias generadas el boxeo.
Era toda una figura, pues su carisma le abrió muchas puertas incluso la del mundo del cine, en donde participó al menos en 10 filmes de ficheras. Alegre y propenso a la fiesta, El Púas ya tenía su suerte firmada.
El talento que lo llevó a convertirse, para muchos amantes del boxeo, en el mejor peso gallo de todos los tiempos y el último gran ídolo – hasta que apareció en la escena Julio César Chávez Sr. – no pudo sobreponerse a la fama y cayó en una espiral que eventualmente acabó con los ahorros.
El Púas se retiró en 1988 con una derrota por nocaut efectivo en 4 rounds a manos de Ignacio Madrid – un peleador que apenas tenía cuatro peleas profesionales – y desde entonces el ídolo de La Bondojito buscó formas de sacar el último jugo a su fama.
Primero empezó cobrando fotografías, por las que llegó a pedir hasta 100 pesos, luego guantes firmados y una que otra memorabilia, pero lo peor llegó en el 2017 cuando el ex peleador – de entonces 70 años se instaló en el mercado de La Lagunilla en donde ofertó su cinturón de campeón del Consejo Mundial de Boxeo por un millón de dólares. Si, leíste bien, un millón de dólares que el ex monarca estaba dispuesto a negociar.
En su momento El Púas aseguró que tenía una deuda en el banco y por eso estaba ofreciendo su cinturón, figuras talladas por él y memorabilia de sus mejores tiempos.
Al Púas no le agradan las entrevistas y si accede a hablar lo hace por una módica cantidad dependiendo quién lo quiera entrevistar, pero ha llegado a pedir hasta 50 mil dólares.
FCM