LOS ÁNGELES — Tres Terminator y un timorato. Así las Semifinales del Apertura 2022, tras un zafarrancho dominical de resucitados. Y, por favor, ¡háganse pedazos!
Con Toluca y Pachuca agregándose con drama e inteligencia a la antesala de la Final, se alinean con el América para ponerle cuota de futbol gratificante al desenlace, mientras Rayados, ratificando su tacañería, desentona, pero respira y aspira.
1.- Resucitado Número 1. Chamaqueando, los Diablos Rojos, recetaron los Santos Óleos a unos Guerreros que se impacientaron cuando ya babeaban la cuchara con la sopa de la remontada, con un dominio absoluto. Ambriz puso dos tapones a su trémula represa, y sorprendió en tres minutos con goles de Jean Meneses y Andrés Mosquera. Los Laguneros se murieron de nada.
2.- Resucitado Número 2. En tanto, a Miguel Herrera se le hicieron añicos sus mentiras, y con ellas sus promesas. Y apareció, fantasmagórico, el esperpento de Chivas y Terremotos de San José, para dar la victoria a Tuzos: La Chofis López, el desahuciado de sus propios pecados, sigue luciendo los privilegios de sus siete kilos perdidos. Veo a La Chofis y casi escucho a San Mateo: “Porque de los arrepentidos será el Reino de los Cielos…”.
Ya el sábado, América había redondeado la histórica humillación sobre Puebla (11-2). Los Camoteros ofrecieron resistencia, pero ni ellos creían en una hazaña. La fe y la esperanza estaban incineradas en la pira monumental del 6-1 de ida. Valentía poblana acudir a su propio funeral con buitres de mascotas.
En tanto, Cruz Azul quiso jugar a lo Vucetich. Renunció al ataque y eligió la resistencia. Monterrey pepenaría con un remate de Germán Berterame la expiación de sus pecados de avaricia. La Máquina reaccionó. Visitó la casa de Andrada con más frecuencia que un recaudador de impuestos, pero el arquero argentino glorificó sus habilidades y su suerte. En las páginas ociosas del hubiera, se leerá: “Y si el Potro Gutiérrez hubiera salido con sus tres hombres punzantes (Antuna, Rotondi y Carneiro) …”. Se sabe, el hubiera, es la fosa común de los arrepentidos. Al final, un 3-0 mentiroso.
Ahora a regocijarse con estas Semifinales. Insisto: tres Terminator y un “Timoranator”. Tres asesinos y un timorato, pero, aún éste, con su doctrina oscura del miedo, tiene –nominalmente--, el ataque más poderoso de la Liga Mx, tanto que hasta se da el lujo de jugar con Rodolfo Pizarro.
Sólo una bandera ondea a toda asta, la del América. Dicho estaba hace meses, incluso tras los reveses calamitosos ante Xolos y León: es el plantel más equilibrado, ordenado y sólido de la Liga Mx. En cada puesto de Coapa hay un seleccionado nacional, un lujo en el que compite con Rayados.
Toluca va a complicarle la vida a El Nido. Pero, sus problemas en defensa y en la habilidad de recuperar el balón en la cancha del adversario, lo dejan comprometido. Diablos Rojos es un equipo con más frágil posicionamiento y menos huella de malicia que el Puebla, pero tiene dos distractores y ejecutores de zona, con movilidad y sorpresa, como Carlos González y Camilo Sanvezzo.
No se extrañe que en esta llave aparezca un nuevo tsunami de goles, pero esta vez repartidos, tomando en cuenta la superioridad de Cocoliso y Sanvezzo en fuerza, velocidad e inteligencia sobre la zona central en el fondo del América.
Sin embargo, la riqueza de plantel de El Nido, el momento mayúsculo que vive, que consolida el orden, la confianza y la rabia competitiva, le mantiene como favorito para llegar a la Final. Si Nacho Ambriz se decide, nuevamente, al ejercicio kamikaze que favorece a su equipo, erizará de alerta, al menos, el plumaje de las Águilas.
Y la otra llave, a la medida para ambos. Guillermo Almada ya aprendió la lección. Ya sabe que el Ministerio de los Pilotos Suicidas, fracasa en la Liguilla. Ante Tigres levantó una trinchera, cierto, más de lodo que de granito, pero sobrevivió a la visita, cargando sólo con el gol de Gignac, tras el obsequio arbitral del penalti. En el Juego de Vuelta volvió a lo suyo, desesperó a El Piojo Herrera, que cometió errores en los cambios: decidió sacar a Rafa Carioca, pero retuvo en la cancha a un fantasma como Florián Thauvin, quien deambuló 81 de los 80 minutos que estuvo en la cancha.
Los Tuzos pierden una pieza clave: Kevin Álvarez, con la roja a cuestas, pero los párvulos a los cuales recurre Guillermo Almada parecen funcionarle sin complicaciones, como el caso de Marino Hinestroza, quien suple a Romario Ibarra y genera el pase para el gol de La Chofis.
Y retomar la obviedad: de plantel a plantel, Monterrey es superior. Además, rebasa a Tuzos en el termómetro de la experiencia, las mañas, el temple con el balón. Sin embargo, hay una gran diferencia: Rayados es demasiado regodeo, demasiada displicencia, lasitud y laxitud en la marca. Además, la tropa de Almada tiene más resistencia atlética y dinámica, que Rayados, con jugadores que llegan tarde a las citas.
Claro, Monterrey tiene dos bestias monumentales al ataque como Rodrigo Aguirre y Germán Berterame, éste, sin duda el delantero más astuto y creativo en labores de equipo que hay en la Liga Mx.
Afortunadamente para el espectáculo, ni Vucetich le puede dar a Rayados, lo que hoy no tiene, ni Almada le puede dar ya a Pachuca, lo que hoy no tiene. Con sus virtudes y falencias, sólo queda ver un Juego de Ida cerrado, a menos que los imponderables, especialmente un gol tempranero, trastoquen los guiones de ambos equipos.
Irrefutable pues, la analogía en torno a estas Semifinales: tres Terminators y un Timoranator, que, dicho está, este Rayados sólo necesita que le suelten el freno de mano, que juegue sin Pizarro, para que juegue con once, y que le enciendan la mecha corta de su poder ofensivo, pero, no lo olvide, el cohetero, es el ex Rey Midas y en lugar de mechero, carga un extintor…