Miguel Herrera es uno de los entrenadores de más prestigio en México, de eso no hay duda, pero también se está convirtiendo en una apuesta arriesgada, no por la falta de resultados, porque en esa parte sigue siendo un técnico que entrega buenas cuentas, basta con ver sus números en Liguilla. Es su carácter lo que no termina de ayudar al Piojo, ya sea en la sala de prensa o en el propio campo, es ahí donde el Piojo suele perder los papeles.
En el Tricolor
Desde siempre, Miguel ha sido un entrenador con un carácter y una personalidad bien marcados, va de frente, sin tapujos, eso es algo que se agradece, pero también es algo que no ha sabido corregir y que le ha pasado facturas muy costosas, desde su etapa como jugador, pero en especial en el banquillo.
Uno de los episodios más recordados fue el que protagonizó con el comentarista de TV Azteca, Christian Martinoli, cuando lo agredió en un aeropuerto en Estados Unidos, algo que le costó el puesto de entrenador nacional, hasta ahora el golpe más duro, pues aunque argumentó que reaccionó por impulso, eso le costó su trabajo.
En América
Y hace casi dos años, en el Apertura 2020 también salió de América por la misma situación, aunque el incidente que protagonizó con un auxiliar del LAFC en las semifinales de la Concachampions fue la bala que marcó su salida.
Antes, la directiva lo había sancionado por llamar “puto” a un árbitro en la zona mixta, cuando Televisa estaba en plena campaña por erradicar el grito homofóbico, esa situación le generó una fuerte llamada de atención de parte del dueño del equipo.
Y, también, llegó a avalar el regreso de Renato Ibarra, cuando el ecuatoriano había sido separado del equipo por el incidente que protagonizó con su esposa, justo cuando el club se encontraba inmerso en una campaña para la erradicación de la violencia de género. Así que lo de la Concachampions solo sirvió como último punto para sellar su salida.
En Tigres
La semana pasada Tigres confirmó el cese del Piojo, lo hizo por esas declaraciones en las que llamó viejo al plantel, algo que no cayó bien en el vestuario felino y que algunos pesos pesados así se lo transmitieron a la directiva, la cual no tuvo más remedio que cortar su proceso, porque la relación de Miguel con el grupo no iba a ser la misma.
Miguel Ernesto Herrera Aguirre, un técnico que goza de prestigio, se lo ha ganado en el campo, pero el Piojo debe pensar muy bien sus siguientes pasos, porque esos galones que ha logrado, los puede empezar a perder por cuestiones que significan un riesgo para los clubes que estén interesados en sus servicios.
AGB