Rafael Puente Jr. se lleva las manos al rostro, la tensión se nota en su semblante, porque sus Pumas son incapaces de darle vuelta a la situación adversa; el entrenador es un manojo de nervios, el área se convierte en una celda de la que no encuentra salida, es su primera gran cita, su primer Clásico en un equipo grande y está contra las cuerdas, una llegada, dos, tres… nada, Universidad claudica frente al marco enemigo. 2-1, gana Chivas, Rafa toma la salida y en el túnel que conduce al vestuario, la afición le recrimina, le lanza objetos y líquidos. La paciencia de la grada se ha agotado.
Registros negativos
Ya son cinco juegos sin ganar de Pumas, en la fecha doble perdió los tres compromisos con Tigres, Necaxa y Chivas; estos últimos lo castigaron en los primeros minutos y la reacción que tuvo el equipo fue tardía.
Estas derrotas no han hecho más que incrementar el registro negativo de Rafael Puente del Río, un entrenador que ya lleva más de un lustro en los banquillos de la Liga MX, pero con números completamente rojos; entre Lobos BUAP, Querétaro, Atlas y Pumas apenas roza un 34 por ciento producto de 19 victorias, 13 empates y 37 derrotas en 69 partidos. Lejos de estar consolidado, Rafa aún navega entre la incertidumbre y las críticas hacia su trabajo.
Pumas era su prueba de fuego para reinventarse en los banquillos, pero, hasta ahora las cosas no le han salido como deseaba, con ocho puntos de 24 disputados, y los rumores ya rondan las oficinas de La Cantera.
Los pecados
Los primeros yerros a los que se apunta tienen que ver con la fragilidad defensiva, una línea en la que ha experimentado de manera constante, porque entre lesiones y bajas de juego no se ha logrado encontrar un bloque que muestre fortaleza.
Universidad ha permitido 16 goles, un promedio de dos por partido, el problema es que cuando éstos llegan el equipo se ve obligado a remar contra corriente y de esos 16, en los últimos tres juegos permitió 7. Lo más grave pasó ante Necaxa, cuando en 10 minutos el partido ya estaba inclinado a favor de los Rayos.
En esa fragilidad también se ha señalado un aspecto poco comprensible: la presencia de Arturo Ortiz ejerciendo como medio de contención en los duelos contra Santos y Tigres, siendo un experimento fallido sobre todo contra los Laguneros, pues ese día en el banco tenía cuatro mediocampistas natos: Jesús Molina, Higor Meritao, Ulises Rivas y Marco García.
Asimismo, las expulsiones, pues en los últimos cuatro juegos se ha quedado en inferioridad, acciones que pueden ser cuestionables por la falta lectura de los partidos, como la de Diogo, el pasado sábado, fruto de la ansiedad e impotencia.
¿La última bala?
Este viernes, Pumas visita a Mazatlán, los Cañoneros son el peor equipo del torneo, pero Pumas tiene 18 partidos que no saborea un triunfo lejos del Estadio Olímpico Universitario. La última vez fue el 2 de abril de 2022, cuando visitó a FC Juárez al que derrotó por 0-1 con un gol de Diogo de Oliveira, quien no podrá jugar por sanción en el Kraken y el entrenador tendrá que buscar una alternativa en ataque.
El escenario es claro, Rafael Puente vive una crisis, será de resultados y no de funcionamiento como él dice, pero lo que sostiene a un entrenador en su cargo son los números. El juego de este viernes es a matar o morir, no hay más, cara o cruz, pulgar arriba o abajo, 90 minutos para la redención o la abdicación.
FCM