Es el sábado 22 de junio de 1991, el sol lucía radiante sobre el estadio Olímpico Universitario, se disputaba el juego de vuelta de la Final de la Temporada 1990-91. Los protagonistas: Pumas y América.
Las Águilas llegaban al partido con la ventaja en el marcador global por 3-2. Pumas era dirigido por Miguel Mejía Barón y América por Carlos Miloc. Las Águilas necesitaban ganar o empatar el juego para hacerse con el título de Liga. Los universitarios necesitaban ganar por un gol o más para llevarse el título, siempre y cuando América no marcara más de un gol.
Pumas salió en tromba, apretó en los primeros minutos y se encontró con un tiro libre que Ricardo Ferretti cobró de forma magistral, el lance de Adrián Chávez hizo más bella la postal. En ese momento el título cambiaba de manos, porque el primer criterio de desempate en aquel entonces era el gol de visitante. Pumas había marcado dos en el juego de ida y las Águilas estaban en blanco.
Parecía que no era una empresa tan complicada. Pumas se perdió algunas acciones de gol, igual que América. El 1-0 se mantenía y la tensión crecía en el estadio. Los universitarios rezaban porque el reloj avanzara rápido, los azulcrema porque el juego no concluyera.
Se vivían los últimos instantes cuando América dispuso de una jugada en la que Juan Hernández despejó con la cabeza, Zague ganó por alto, la pelota le cayó e Edú, quien abrió hacia la banda izquierda, Guillermo Naranjo tomó el balón, desbordó y se quitó la marca de Miguel España y mandó un centro al corazón del área.
Ahí apareció Alex Domínguez, al minuto 44, barriéndose y a la altura del manchón penal, logró impactar la pelota con la pierna derecha, fue una raya que salió en línea recta, y a unos centímetros de la línea de gol, Jorge Campos se tiró y capturó el balón ante la desazón de los americanistas.
Jorge abrazó la pelota, se quedó unos segundos sobre el césped de la portería sur y después solo se vio al portero de traje negro y con el número 10 en la espalda, levantarse y despejar con las manos hacia el centro del campo. Instantes después el árbitro, Arturo Brizio, decretó el final del partido.
Sí, aquella final de la Temporada 1990-91 es recordada por el famoso Tucazo, pero aquella atajada de Jorge Campos en el minuto final del partido fue igual de importante. Aquella atajada también valió un título para Pumas.
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