El Clausura 2013 habita en la mente de todos los aficionados del América, porque en ese torneo lograron un título histórico ante Cruz Azul y porque también fue el torneo en el que vieron por última vez con su playera a Christian Benítez, un delantero de origen ecuatoriano que a punta de goles se ganó entrar en la historia de las Águilas.
El Chucho fue un depredador del área, en su paso por México siempre fue, en el buen sentido de la palabra, un animal competitivo, si bien no es el máximo goleador en la historia de los azulcrema, sí fue un tipo que alcanzó tres títulos de goleo, algo que solo consiguieron en su momento Ernesto Sota y Enrique Borja.
Aquel 26 de mayo de 2013, Benítez disputó su último partido como azulcrema, después de marchó a Qatar, dejando en Coapa una huella hasta hoy imborrable, pues no han tenido la fortuna de contar en sus filas con otro delantero como fue Benítez, un delantero de instinto voraz.
Aquella noche, Benítez fue titular, compartió delantera junto a Raúl Jiménez, hizo un desgaste bastante fuerte, pero careció de ocasiones, muy condicionado por el hecho de que América jugó gran parte del partido con un hombre menos. Cuando Muñoz marcó el gol del empate global tomó el balón y le dio un beso, fue su manera de agradecer a la redonda que les diera una vida más.
Sí que dispuso de una ocasión en el tiempo extra, pero no pudo vestirse con el traje de héroe. Sin embargo, en la tanda de penales no dudó, pidió la pelota y asumió el cobro del segundo lanzamiento. Tomó carrera y chutó fuerte con la derecha, engañó a Chuy Corona que se había lanzado sobre su mano izquierda, pero el tiro del ecuatoriano fue al otro lado.
Benítez brincó, porque ese gol ponía dos goles de ventaja sobre los celestes, acariciaba el título. Al final celebró por todo lo alto la conquista del título de liga, para él era especial porque coronaba una gran campaña, y ahora sí podía emigrar de México, se había comprometido con la directiva a encontrar la puerta de salida con un título bajo el brazo y así fue.
Se marchó a Qatar porque era un gran contrato económico, aquella noche del 26 de mayo se despidió del estadio Azteca, de México y del americanismo con un grato recuerdo, cuando se le volvió a ver ya fue para darle el último adiós, pero hoy en día, el aficionado le recuerda, porque no han visto nada semejante en los últimos diez años.
DAO